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Mi pequeña guía por Sevilla III - El tapeo tradicional



Queridos amig@s, no he desaparecido del todo, pero tengo que confesaros que los asuntos inmobiliarios me tienen tan desubicada, que no soy capaz de centrarme y ponerme a escribir en el blog. No es cuestión de tiempo, es cuestión de cabeza, no me hallo, no me defino para escribir de largo. Pero hoy he sacado todo mi arrojo y hablándome en tercera persona, como hacen algunos "personajillos famosos" de cuyo nombre no quiero acordarme, me he dicho: "Delikat, tienes que romper esta desidia bloguera en la que te encuentras". Y he aquí que me he arrancado con la parte de Mi pequeña guía por Sevilla creo más deseada: la de los asuntos del comer.  

Sé que en la anterior entrega os prometí una completa relación de recomendaciones, pero he de deciros que la inmensidad del océano gastronómico sevillano, me obliga a hacer una nueva subdivisión y dejaros en ascuas para la próxima vez. En esta ocasión me centraré en lo que suelen denominarse como sitios de "tapeo tradicional", local y de la costa andaluza principalmente.  Esto último porque Sevilla al ser una ciudad con puerto, tiene una conexión marítima y emocional muy fuerte con Huelva y Cádiz, lo que influye en la gastronomía que ofrece.

Dentro del tapeo tradicional hay que matizar algo muy importante, y es que algunos de los sitios que os recomendaré no son lujosos, no son de diseño, no son amplios y bonitos (difícilmente alcanzaréis a tomaros una tapa en una esquina de la barra), pero tienen un algo que hace que de toda la vida la gente pase por allí a tomarse esa primera cerveza con los amigos. Muchas veces no es un interés puramente gastronómico, sino por lo histórico o singular del local; otras hay que ir a probar esa "pringá" casera que hacen para chuparse los dedos, aunque el resto de la carta sea para salir huyendo (estas cosas curiosas suelen pasar). Cuando recibo amigos de fuera, me gusta introducirlos en esta cultura del tapeo de pie en la ciudad "aquí nos tomamos las tortillitas de camarones, en este otro lugar el montadito de melva y pimientos, allá las pavías de bacalao..." Y así podríamos estar todo el día. 




Creo que antes de comenzar por las localizaciones, es necesario hablar un poco de las principales tapas tradicionales que os encontraréis en la ciudad. Una de las estrellas, sin duda alguna, es el montadito, el kebab sevillano, que no es otra cosa que un pequeño bocado de pan tostado relleno de los ingredientes más variados, solos o mezclados entre sí: chacinas, quesos, patés, restos del cocido (la famosa pringá), productos del mar (mojama, melva, anchoas, bacalao...), etc.  Se toma en cualquier momento del día, si llegas tarde a la hora del desayuno no tienes de que preocuparte, no quedarás desnutrido, pues siempre tendrás la opción de un montadito en cualquier bar. También están las espinacas o el menudo con garbanzos, la pavía de bacalao (bacalao rebozado frito en tiras), los aliños y  salpicones (de patatas, de huevas, de pulpo...), la carrillada en salsa, el solomillo al whisky (puntas de solomillo con una salsa hecha con esta bebida alcohólica y ajos) y como no, en temporada, los caracoles y cabrillas en salsa. Por la comentada influencia de la costa, en la ciudad encontramos tapas ya consideradas como autóctonas, como son la tortilla de camarones, el pescados en adobo (cazón, boquerones, albur...), las ortiguillas de mar (anémonas rebozadas y fritas, o las odias o las amas), y todo tipo de  pescaito frito... Podría continuar, pero estas son más o menos las tapas que os encontraréis reiteradamente, amén de un buen plato de jamón, de queso o de gambas, usualmente acompañados de una copa de manzanilla bien fría.

Otra dato que es bueno que conozcáis, es que en muchos restaurantes, no estrictamente bares de tapas, tendréis la opción de tomar en la barra raciones más pequeñas o tapas. La demanda del sevillano y del foráneo es tan alta, que hasta la alta restauración se ha moldeado para ofrecer este pequeño bocado. 

La mayoría de los sitios que os presentaré se encuentran en su mayoría en los barrios del centro (Arenal, Santa Cruz, San Lorenzo, Santa Catalina...), y en el popular barrio de Triana. No es que no existan lugares tradicionales en otros barrios, pero tengo que poner coto y por lógica, sé que serán los barrios más visitados por el viajero. Así que vamos allá con las recomendaciones, que ojo, son eso, mis recomendaciones. Hay muchos sitios vanagloriados en la ciudad que personalmente a mí no me gustan nada y no aparecerán aquí, solo menciono aquellos que suelo repetir frecuentemente, o al que suelo llevar a los de fuera por uno u otro motivo que explicaré a continuación.


En la zona del Arenal, donde se sitúan muchas de las bodega más antiguas, recomiendo ir temprano (en horario de tienda) a tomar un montadito a la Abacería Casa Moreno (tienda de comestibles de toda la vida con una barra semi escondida al fondo). Situada en la calle Gamazo nº 7,  este es un ejemplo de sitio pequeño y estrecho cuya oferta culinaria se reduce al montadito servido en papel de estraza y a las viandas que tienen en latas. Lo considero un sitio curioso y de obligada visita, pero abstenerse grupos numerosos. Personalmente me encanta, me quedo embobada mirando las cientos de latas que se apilan por todos lados, las fotos de toreros firmadas, las religiosas estampas... Tengo un amigo que vive en Bruselas que siempre que viene a verme tengo que llevarlo, no perdona. En la misma calle está también La Flor del Toranzo, regentado por la tercera generación de pasiegos cántabros que llegaron a la ciudad en los años 20, como mano de obra para la  Exposición Iberoamericana de 1929 (no es el único caso que encontraremos). Aquí recomiendo catar los dos montaditos más originales de su carta: el de anchoas con leche condensada (lo más dulce y lo más salado juntos) y el de lomo al jerez con manzana; y por supuesto, su paté para untar. 


También en el Arenal la antigua Bodega Casa Morales (C/ García de Vinuesa, 11) que existe desde 1850 y es una preciosidad. Está dividida en dos zonas con entradas independientes (la zona de la barra principal con un hermoso artesonado de madera y la de comedor, llena de toneles de vino antiguos). No es un sitio para comer "florituras", sino para tomar un vino o una cerveza con un montadito (recomiendo el de pringá), tablas de quesos y chacinas ibéricas,  y dicen que su menudo con garbanzos es muy bueno (confieso que no suelo tomar este tipo de cosas, me refiero al menudo, en la calle).


Continuando por el barrio de Santa Cruz, nos encontramos con Las Teresas (C/Santa Teresa, 2), un clásico de la ciudad. Ofrecen casi todos los platos del tapeo tradicional sevillano. Yo recomiendo el jamón y las chacinas ibéricas principalmente que son de muy buena calidad, así como las tortillitas de camarones y las pavías. Al estar situado en el corazón de este histórico barrio, os puede confundir y pensar que es un bar para guiris, pero no es así, aunque los haya por docenas en su interior. No me puedo olvidar en este barrio del minúsculo bar de Álvaro Perejil La Goleta (C/ Mateos Gago, 20). Recomiendo entrar sobre todo para echar unas risas más que para deleitar el paladar, aunque no está mal probar su famoso vino de naranja procedente de Huelva con alguno de sus montaditos. Lo primero fijarse en su minúsculo tamaño y en el cartel de advertencia que tienen en la puerta del baño que ya os enseñé en un tour del montadito en los inicios del blog. En aquel post que podréis ver aquí, hablaba de otros bares que os recomiendo en esta entrada.  En La Goleta sirven una tapa denominada Islote Perejil, ninguna delicia gastronómica, pero fue creada a raíz del conflicto internacional entre España/Marruecos y es una muestra del espíritu y el humor de esta casa. Juzgad la imagen.



Muy cerca de allí en pleno barrio de Sta. María la Blanca está Modesto. Este local pertenece a un grupo con varios bares y restaurantes pero yo me quedo con el original de toda la vida, situado en Cano y Cueto, 5 en plena Puerta de la Carne. Me encanta tanto para tapear en la barra (sus aliños son buenísimos), como para sentarme a comer buen pescado y marisco (me chifla su plato de almejas finas al Marqués de Villalua con gambas y setas). Nos salimos un poco hacia la zona de la Ronda Histórica  (C/ Recadero, 9) para hacer una parada en Becerrita, las mejores croquetas de rabo de toro de la ciudad. Se puede tapear en la barra y comer en su zona de restaurante. Excelente cocina y buenísima materia prima Por su ubicación es un lugar que a menudo se olvida incluir en una ruta de tapas por el centro, pero eso le asegura que es tranquilo.

Y continuando el camino de la Ronda Histórica y alejándonos totalmente del casco histórico, no me puedo olvidar del Yebra (C/ Medalla Milagrosa, 3 - detrás Cruz Roja de Ronda de Capuchinos). Se come de maravilla, cocina de mercado casera y tradicional, sus platos de pescado y carnes ibéricas irán cambiando con las estaciones, ofreciendo guisos de caza y setas de la sierra en temporada. Solo un contra, y es que estos productos del día del mercado muchas veces se tarifan por peso y no está muy claro qué te va a costar, aparte de que la mayoría de los platos del día aparecen escritos en la pizarra sin precio. Así que os puedo asegurar que vuestro paladar saldrá muy satisfecho, eso es bien cierto, pero contad con que la factura final será mucho más elevada que la de un bar de tapas al uso. Este sitio ya paso por el blog hace unos años, podéis verlo en este link.




Volviendo a la zona más comercial del Centro, nos encontramos con dos ejemplos de la influencia gaditana en la ciudad, dos magníficos lugares para degustar las tapas sanluqueñas (quien no tenga la posibilidad de visitar Sanlúcar de Barrameda, uno de los templos gastronómicos de España, tiene aquí una buena alternativa y consuelo). Se trata de Barbiana (C/Albareda, 11) y La Moneda (C/Almirantazgo, 4). En este último no hay que perderse su sopa de galeras, un marisco poco conocido de la costa de Cádiz,  un plato que me recuerda un poco a la açorda portuguesa. En ambos tienen muy buen pescado tanto en preparaciones fritas como en guisos marineros, y tienen tanto zona de bar como de restaurante. 

Y nunca me puedo olvidar del histórico El Rinconcillo (C/Gerona, 40),  uno de los bares más antiguos de la ciudad, había datos de su existencia ya en 1670.  La zona reservada antes  para fumadores (afortunadamente esto se acabó), es la que más me gusta del bar, con una barra antigua y un  artesonado en madera blanca, donde se amontonan botellas de vino y licor antiguas. Destaco aquí las espinacas con garbanzos y las pavías de bacalao, también tienen buenas chacinas y quesos.

En Triana me gusta mucho ir de vez en cuando al pequeño local de Las Golondrinas (Antillano Campos, 26), sobre todo por una cosa en especial, por sus rábanos crudos servidos con un chorreón de aceite de oliva y sal gorda. Soy una forofa de esta crucífera y en casa de mis padres se ha criado siempre en el huerto, así que puedo ver la calidad de los que sirven aquí. También tienen unos aliños de verdura encurtida muy ricos. 

Otro bocado muy típico en Sevilla son las freidurías de pescado, no hay barrio que no posea una. De nuevo una fuerte influencia de la costa. En ellas encontraréis un poco de todo: adobo, calamares, bacalao, croquetas, gambas, huevas... Es bastante usual acercarse a por un cartucho de pescado frito en la calurosas noches de verano para tomarlo en casa, junto al río o allí mismo en el local con una bebida bien fría. Para mí las mejores son la de la Freiduría Puerta de la Carne  (Esquina Sta. María la Blanca con Cano y Cueto - Barrio Sta. Cruz), y las dos del Barrio del Arenal,  la Freiduría La Isla  (C/ García de Vinuesa, 13), las patatas y las almendras recién fritas también deliciosas aquí; y la Freiduría Arenal (C/Arfe, 8). 






Para finalizar, y siendo consciente de que me dejo algunos sitios atrás pero esto tiene que tener un final,  os voy a recomendar rápidamente algunos lugares señalando su tapa estrella.

Los boquerones fritos en adobo de Blanco Cerrillo (José de Velilla, 1 - esquina Tetuán), alto en el camino si te encuentras de compras por el centro; el piripi (un montadito hecho de lomo, panceta, tomate, queso y mayonesa), una bomba calórica que hay que probar alguna vez en la vida en la Bodeguita Antonio Romero (dos locales donde encontrarlo, uno en C/ Gamazo, 16 y otro en C/ Antonio Diaz, ambos en el Arenal). También está la Bodeguita Romero a secas, perteneciente a otra rama de la familia, en la C/ Harinas, 10, con una excelente pringá; las patatas aliñadas de Bodeguita Casablanca (C/Adolfo Rodríguez Jurado, 12 - Zona Catedral); la ensaladilla rusa de la Cafetería Donald (C/Canaleja, 5 ); el mantecaito (montadito de lomo, jamón y huevos de codorniz) y los flamenquines de Casa Rafita (C/ Marqués de la Mina, 11 - San Lorenzo); y por último, las ortiguillas de Bodega Paco Góngora. Si queréis probar este "exótico" bocado, en este lugar siempre las tienen en temporada y saben freírlas muy bien. Id al local más antiguo cercano a la calle Gamazo (esquina C/ Padre Marchena), el resto son un poco "guirilandia" y no son tan auténticos.

Para los que no disfrutan del tapeo a pie y prefieren sentarse a la mesa, dos restaurantes muy recomendables, de esos que yo llamo "restaurantes de padres", un valor seguro en toda regla: Restaurante Sacristía Sebastián (Virgen de las Montañas, 17 - Los Remedios) con muy buen marisco y pescado; y Restaurante Enrique Becerra (C/Gamazo, 2 - Arenal) con excelentes carnes. Y si queréis cuchareo, tomaros un buen guiso en El Caserío (C/Acetres, 7 - Centro), tienen unos estupendos menús de mediodía con potajes de legumbres al estilo más casero.

Y aunque parezca increíble ya hemos llegado al final, creo que al que visite por primera vez la ciudad, le será muy útil esta guía del tapeo tradicional. Os espero en el próximo capítulo con un recorrido por la restauración más actualizada de la ciudad. 

Alquimistas del siglo XXI


Semillas de cilantro, cáscara de naranja y regaliz


Los tiempos de la alquimia no han caducado, aquella antigua práctica en la que ciencia y filosofía se daban de la mano y que mesopotámicos y egipcios ya practicaban, sigue entre nosotros. Mirad bien a vuestro alrededor, dejaros llevar por las sensaciones, por los aromas, sabores y el arte que se despliega en vuestro entorno y aunque no lleguéis a encontrar nunca la piedra filosofal, esa que dicen que da la vida eterna y transforma todo lo que toca en oro, habréis disfrutado de su búsqueda, os lo puedo asegurar. Entonces habrá merecido la pena.


Hace unos días pude verlos de cerca, sí os lo aseguro, a esos alquimistas fantásticos que se mueven entre nosotros, casi en la sombra, para sorprendernos y zarandearnos los sentidos. El evento, la #CenaInedit, reunió a un buen puñado de ellos, muchos estaban en inspiración, como Ferran Adrià, su equipo y los maestros cerveceros de Damm, que han dado origen a una cerveza con vocación de gourmet, con el inédito bouquet del cilantro, la cáscara de naranja y el regaliz combinados; o la artesanía del panadero sevillano Fidel Pernía, que creó un surtido sorprendente de panes en exclusiva para nosotros. Otros estaban allí presentes, como el gran Pepe Ferrer, que con gran vocación de mago nos demostró en una sorprendente y original cata, como marida Inedit con todo tipo de sabores: salado, amargo, picante...hasta con el goloso y dulce chocolate; o el maestro del daguerrotipo Manolo Manosalbasque ha dejado buena cuenta visual en su cuaderno de bitácora de las fantásticas sensaciones vividas. 

Surtido de panes de Fidel Pernía en la #CenaInedit
(de altramuces, de cacahuete, de cítricos y pimienta, de aceituna gordal...)


Para mayor gozo, todo ello aconteció en el templo alquímico de Besana Tapas (Utrera), no es casualidad que esté situado en la antigua judería de la villa y que en este espacio existiera una sinagoga que luego fue capilla. El menú que Mario y Curro crearon para nosotros (mencionar que han tenido el privilegio de trabajar con el Celler de Can Roca, recién nominado segundo mejor restaurante del mundo), fue sin duda sorprendente. Compuesto de snacks, tapas y posteriormente los platos principales con sabores marinos al inicio y carnes a continuación, que nos dejó a todos con la boca abierta. Muchos guiños a la cerveza Inedit, como el homenaje que hicieron a la flor de lúpulo con alcauciles con corazón de foie y naranja, que fue realmente sublime; o el magnífico postre con espuma de regaliz, crema 70-30, naranja y cilantro que combinó a la perfección con el pan dulce Inedit creado por Fidel con los mismos sabores. 




Todos quedamos extasiados, los maestros de la alquimia habían desplegado su magia con nosotros, estábamos atrapados. No me voy a demorar en la explicación de todo el espectáculo visual y gustativo que vivimos, ya que Manosalbas lo ha dejado muy bien plasmado en imágenes,  que ya se sabe que valen más que las palabras.

Gracias a Estrella Damm, a Anna y Jorge por darme la oportunidad de vivir todas estas sensaciones, por el reencuentro con viejos amigos como Rosana, Ernestina, Ray y por el conocimiento de nuevos curiosos de la vida, como Carmen, Eva, Pepe y Txaber entre otros.  Un abrazo a todos y hasta la próxima.



Gastroapuntes: Vinería San Telmo



Llegaron de nuevo las fiestas, y si bien para mí tienen poco de santas, no les voy a hacer aspavientos y me tomo estos días de asueto con las ganas y el anhelo de disfrutar del relax, de la amistad, y ejercer, lejos de aglomeraciones, un poquito de la filosofía epicúrea de la que ya os manifesté que soy seguidora. El caso es que para no dejar este espacio desatendido por tanto tiempo, os regalo un suculento gastroapunte, pues quedan bastantes buenas recomendaciones que compartir con mis queridos amigos (los sufridos lectores que diría el ingenioso Sorokin de Diario de un Aburrido). 

La Vineria San Telmo, situada en el Barrio de Santa Cruz de Sevilla (Casco Histórico), es uno de mis sitios preferidos de la ciudad para ir a comer. Podríamos decir que es una excelente vinoteca, pues nada más entrar nos encontramos con una bodega acristalada donde más de una treintena de denominaciones de origen españolas y extranjeras comparten espacio (Bierzo, Jumilla, Penedes, Somontano, Toro, Rueda, Yecla, Rías Baixas... y un largo etcétera que podréis consultar en su Web en la carta de vinos). Y también es, sin lugar a dudas, un gastrobar o restaurante donde se sirven originales platos sin perder de vista la calidad, con esa sencilla división de la carta en "cosas frías" y "cosas calientes".

Es curioso, este lugar lleva ya varios años abierto en la ciudad, mucho antes de que proliferarán en los últimos tres o cuatro años, un buen puñado de sitios con tapas de autor y gente joven con ganas de hacer cosas muy interesantes, que están sin duda aportando muchísimo a la gastronomía sevillana. Los lugares tradicionales con las tapas más típicas, conviven ahora con estos nuevos espacios que son un disfrute para los sentidos (sin menospreciar por supuesto a los de tapeo de toda la vida, ¿a quién no le apetece de vez en cuando algo tan simple como un buen jamón con queso o unas tortillitas de camarones, sin más?). Pero el caso es, que la Vinería San Telmo ya existía antes de este fenómeno, era de esos lugares donde podíamos encontrarnos con ese "punto" diferente y ahí sigue manteniéndose, a pesar de espacios nuevos a cada cual más novedoso y original, y eso es muy significativo. A la Vinería he vuelto en los últimos meses en varias ocasiones, para constatar todo esto que os digo y  disfrutar de nuevo de mis platos preferidos: el foie a la plancha con litchis que es realmente delicioso; el carpaccio de gambones con sésamo, acompañado de salsa de soja, uno de sus platos fríos que tengo que confesar me pierde; y para picar algo, nada mejor que las yucas y patatas fritas con salsas o el paté de txangurro que probé por primera vez en mi última visita. Si esto lo acompañamos de excelentes vinos y de unos postres caseros riquísimos, nos encontramos con una magnífica recomendación. Las dos tartas que os muestro son mis preferidas, el caramelo que acompaña a la de manzana es como si fuera un fudge derretido, delicioso y cremoso; y el merengue al limón de la segunda, es ligero y con su justo punto de azúcar, sin empalagar.

El espacio además es muy agradable, con buena decoración e iluminación (algo que valoro tanto por ser tan escaso en una tierra, donde a veces parecen querer agotar las existencias mundiales de fluorescentes), y muy importante, excelente y amable servicio. Sus dueños son oriundos de Argentina, de ahí  el guiño en el nombre al famoso barrio bonaerense. Volveré sin duda una y otra vez a la Vinería de San Telmo y la aconsejo a propios y extraños con la certeza de éxito total.

Foie a la plancha con litchis

Yuca y patatas fritas con salsas

Carpaccio de gambones con sésamo

Paté de txangurro

Tarta de merengue al limón

Tarta de manzana con caramelo


Vinería San Telmo
Paseo Catalina de Rivera
(Junto a Jardines de Murillo)
Tfno: 954 410 600
info@vineriasantelmo.com

Gastroapuntes: Tradevo gastro taberna



Los que conocen este espacio desde hace tiempo, hace unas semanas cumplió sus dos años de vida, saben que en este blog ha tenido cabida siempre de todo un poco. Cuando la idea de escribir me rondó por la cabeza, tenía muy claro que sería un espacio personal donde contar todo aquello que me apeteciera y me aportara gratificantes y placenteras experiencias y, afortunadamente, la vida está llena de cosas que generan esas buenas vibraciones.

 
El tema es que hablando de placeres, hace tiempo que no hablo de los gastronómicos, mi idea de querer contaros siempre una historia, acontecimiento o anécdota vivida, con la intención, sobre todo,  de hacer más entretenida la información, hace a veces complicado cuadrar y ubicar una gastro cita, pero al mismo tiempo, es un gran gusto para mí compartir y dar a conocer aquellos lugares para el buen comer que voy descubriendo o redescubriendo y que creo merece la pena mostraros, sobre todo si se encuentran en la ciudad en la que me muevo y respiro.

 


Comienzo la sesión con un espacio que desde junio de 2010 abrió sus puertas en la ciudad de Sevilla y que se encuentra fuera de la zona objetivo del turismo, que se centra sobre todo en el casco histórico. Últimamente se están abriendo locales muy interesantes, muchos de ellos están en barrios más alejados, pero merece la pena acercarse para descubrir sus platos. En este caso, se trata de Tradevo Gastro Taberna (Plaza Pintor Amalio García del Moral, local 2), ubicado en el barrio de Nervión en la zona de Conde de Bustillo y capitaneado por Gonzalo Jurado en la cocina.



La idea de este espacio es ofrecer una cocina de mercado, con  tapas originales en su presentación y confección, pero utilizando ingredientes muy tradicionales de nuestra región. Así las croquetas de rabo de toro se acompañan de una rica mermelada de pimiento del piquillo; el homenaje a la fritura andaluza, con unos boquerones al limón, se sirve en cucuruchos de papel de estraza; esa otra manera de hacer gambas al ajillo, con una especie de deconstrucción muy sabrosa de este plato.

Los vinos son también excelentes y ofrecen varias denominaciones de origen por copas, algunas bastante peculiares, con un buen surtido de vinos andaluces aún muy desconocidos. Ese es el caso de un vino criado en las altas Alpujarras almerienses que probé aquí por primera vez y fue todo un descubrimiento. Dejándome seducir por su extraño nombre "Tetas de la Sacristana" (Vinos de Fondón), descubrí un tinto de intenso color picota, muy fresco y sabroso en la boca, con mucho cuerpo. Es un vino difícil de encontrar en el mercado, con pocas botellas, unos 80.000 litros al año de producción.

No me extiendo más y os dejo la galería de fotos que tomé en una de mis visitas a Tradevo Gastro Taberna. Espero que os pique la curiosidad de pasaros por allí.


Surtido de tanas ( Amanita caesareas) y níscalos ( Lactarius deliciosus)

 que presiden en temporada la barra de Tradevo.




Delicioso cartucho de boquerones al limón, 
para comenzar con una cerveza bien fría.


Nuevo concepto de gambas al ajillo. Realmente deliciosa 
esta crema, uno de los platos más celebrados.


Croquetas de rabo de toro estofado con mermelada de pimiento del piquillo
El sabor de las croquetas caseras con un acompañamiento diferente.


Tataki de atún con vinagreta de soja y sal maldon, 
muy fresco y sabroso.

 
Flamenquín de pollo, queso brie y pan japonés.


Brochetas de secreto ibérico con mojo picón.



Surtido de postres (de izqda. a dcha. mousse de dulce de leche, 
tarta de queso y frutos rojos y mousse de chocolate y cítricos)

Un trío que comenzó con un dúo

"La Gula" de Pieter Brueghel el Viejo

No vayan a ser mal pensados, que la presente entrada tiene un contenido estrictamente gastronómico y del único pecado capital del cual pueden acusarme es de gula. No he podido resistirme, la última semana que finaliza ha estado llena de citas gastronómicas en las que me he aventurado a conocer nuevos y "pecaminosos" lugares. La moda de los gastrobares está en su momento más álgido en la ciudad hispalense, y a las pobres pecadoras como yo, no nos queda otro remedio que caer una y otra vez en este oscuro vicio, como las impías almas de la pintura de cabecera.

Pero basta ya de entonar mea culpas, no nos olvidemos del espíritu epicúreo que iluminaba nuestras vidas hace ya meses, dónde quedó aquello de compartir con los amigos las buenas experiencias vividas, la práctica de los  placeres moderados que no dañan al prójimo, y el deleite de la charla compartiendo el gozo de una buena comida. Dejémonos pues de contemplaciones y vayamos a la faena, os dejo aquí tres recomendaciones que tanto si vivís en la ciudad o alrededores, como si estáis de paso, os pueden servir de terna para escoger un lugar agradable para comer a buen precio, con imaginación y buena materia prima.

Lista de vinos en Dúo Tapas
El primero de los lugares que me aventuré a conocer fue el Dúo Tapas (C/ Calatrava, 19 - Barrio Alameda). Abierto desde el mes de junio, su cocina está formada por un equipo de personas jóvenes y de diferentes nacionalidades, lo cual le da ese toque ecléctico y fresco que tiene. El local es luminoso y agradable y uno de sus fuertes, es su excelente selección de vinos, tanto por copas como por botellas. Hice un descubrimiento de un vino de Toro que no conocía, Matsu (que significa "esperar" en japonés), una maravillosa aventura enológica entre dos amigos, uno de ellos ingeniero de montes y caminos, y el otro, un reputado enólogo gran conocedor de la tierra de Toro y sus viñedos. Su originalidad, aparte de practicar la viticultura biodinámica, consiste en haber creado una trilogía de vinos, `El Pícaro’, ‘El Recio’ y ‘El Viejo’ , que representan tres generaciones de viticultores, cada uno con una relación con la tierra propia de su edad y de su etapa vital. La personalidad de cada uno encarna las características del vino al que da nombre. ¿No os parece una idea original y maravillosa?



En este bar de tapas podréis comer la práctica totalidad de los platos del menú, tanto por tapas como por raciones. Yo quedé especialmente encantada con el sabor de los huevos escalfados con morcilla, salsa de trufa y boletus. Tenían un sabor realmente exquisito.


En Dúo Tapas: a la dcha. huevos escalfados con morcilla de arroz, crema de trufa y boletus. 
A la izqda. tataki de atún con verduras y lecho de guacamole.


 Mousse de yogur con helado en Dúo Tapas

El segundo de los lugares visitados durante la semana fue el nuevo Restaurante Albarama, situado en pleno centro de la ciudad, en la Plaza de San Francisco, justo enfrente del Ayuntamiento, funciona como restaurante y bar de tapas a la vez, teniendo diferentes espacios para una y otra cosa. Su dueño cuenta con la experiencia de tener justo al lado otro establecimiento, Pura Cepa, más cercano a la tipología de una tienda gourmet-degustación donde se sirven platos mayormente fríos, y que se complementa estupendamente con la cocina más elaborada de Albarama, contando también con una fantástica selección de caldos. Fui un jueves noche a cenar por tapas y francamente mereció la pena. Os recomiendo el envuelto de calamares cortados en tiras finas con espárragos y salsa tártara, así como la col rellena de picada de ibérico con salsa de mostaza antigua.

En Albarama: arriba,  envuelto de calamares y espárragos con salsa tártara. 
Abajo, carpaccio de salmón y queso manchego con puré de garbanzos dulce



Envuelto de col con picada de ibérico
 y salsa de mostaza antigua en Albarama


Y ya para finalizar, el tercero de los lugares catados, El Arenero (Pasaje de Vila, 6 - Barrio de Santa Cruz), que además es el más joven, pues lleva apenas un mes en funcionamiento. Curioso nombre que el dueño y cocinero ha puesto al local en homenaje a su abuelo, que fue arenero en el Guadalquivir, trabajando en el drenaje del río. Hermosa historia que queda reflejada en la carta, donde aparece una estupenda selección de tapas y raciones. Este gastrobar posee un patio forrado en madera muy agradable en la parte de atrás. Uno de mis platos favoritos, el ceviche, es bordado aquí con una espuma de lima por encima. También es un bocado exquisito, la mini hamburguesa de toro con queso payoyo (¿os acordáis de la entrada sobre este queso en el blog?) y pan de tomate.

En El Arenero, ceviche con espuma de lima


Mini hamburguesa de toro con queso payoyo y pan de tomate en El Arenero




Plato de temporada: revuelto de tanas (amanita cesarea)
con jamón ibérico en El Arenero.

Como han sido varios los lugares que os he mostrado, me he limitado a seleccionar algunos de los platos que más me gustaron. Su objetivo es tentar vuestros estómagos y que os aventuréis a pecar con el resto por vosotros mismos. No, os lo prometo, no soy el mismo demonio.


The Rolling Stones - Simpathy for the devil

"Simpathy for the devil" es una canción de The Rolling Stones que apareció en 1968 en el álbum de la banda "Beggars banquet". Fue escrita por Mick Jagger y Keith Richards. La revista Rolling Stone la colocó en el puesto 32º en su lista de las 500 mejores canciones de todos los tiempos.

La azotea



Azoteas del Sur, lugar de encuentro y tertulia de vecinas que pinzan en sus tendederos blusas y camisas, cuyas mangas el caprichoso viento enreda, ajeno a la existencia o no de amor entre sus dueños. Baile de sábanas blancas y radiantes, que se asemejan a velas de desafiantes barcos que se aproximan entre el mar de antenas interminable.

Azoteas del Sur, refugios encalados de calurosas noches de verano donde ver las estrellas y tal vez, con suerte, alguna fugaz y efímera, como la vida misma.

Azoteas del Sur, a veces cementerios de cachivaches sin nombre, jaulas de animales y muebles rotos o viejos donde el sol reina con justicia.

Azoteas del Sur, lugar misterioso y secreto de juegos de mi infancia.




Esta entrada va de azoteas de cabo a rabo. No, no me he vuelto mal de la azotea, es que hay días en que una se levanta monotemática y algo obsesiva, tal vez melancólica, por eso las líneas que escribí al inicio. Así que aquí va mi primer regalo, un hermoso cuento de un maravilloso cuentista, el peruano Juan Ramón Ribeyro, quizás poco conocido en nuestro país, por oposición a su compatriota Mario Vargas Llosa, con el que tuvo algún que otro encontronazo y, dicen, no precisamente por culpa de Ribeyro... De su pluma, desde un frío Berlín en el que buscó fortuna en los años 50, salió el cuento  "Por las Azoteas", al que accederéis al pinchar en el título. Espero, queridos amigos,  que lo disfrutéis.

Mi segundo regalo es una recomendación gastronómica, de altura, por supuesto, y no podía llamarse de otra manera que no fuera "La  Azotea". Ella, californiana, amante de los buenos caldos, imprime en el restaurante su carácter anglosajón, buen gusto y su sonrisa risueña. Él, procede de esta región llena de azoteas y es un artista en los fogones. Juntos, en la vida real y en los negocios, han creado un espacio propio para compartir, acogedor y con una cocina exquisita en el centro de Sevilla. Os lo recomiendo de veras. No es fácil pillar mesa en este pequeño e íntimo restaurante, sus limitadas 6 mesas y su merecida fama en alza, a pesar de su juventud, hacen que haya que reservar con más de una semana de antelación. Aunque puede ser que no os importe picar algo en la barra y esperar. Todo está para chuparse los dedos y podéis optar tanto por las tapas, como por las raciones o platos. Cocina de mercado imaginativa y variable, según la temporada, y servicio amable y exquisito. Aquí os dejo una pequeña muestra de los deliciosos manjares que probé hace unos días, ya sabéis, una imagen vale más que mil palabras.

Se me olvidaba, la selección de vinos es magnifica, volví a repetir con un tinto de las Bodegas Bai Gorri, vino que desde que lo probé me tiene conquistada. Además, justo enfrente del restaurante, cuya dirección os indicaré más abajo, han instalado una pequeña tienda gourmet, "La Azotea, Vinos & Más", donde degustar y comprar su buena selección de vinos, quesos, patés y alguna que otra ambrosía. Se lo han montado tan bien, que puedes comenzar allí la tarde tomando unos vinos con algo para picar y luego cruzarte con tu copa al restaurante a continuar la velada, como hicimos nosotros. Y ya, sin más dilación...




Foie a la plancha con mango y café sobre pan de jengibre dulce


Sashimi de vieras con crudités de verduras
en vinagreta de mostaza


Brocheta de tataki de atún con crema de remolacha


Solomillo a la mostaza de piñones y albahaca


La Azotea
C/ Jesús del Gran Poder, 31 (Sevilla)
(tienda gourmet en el nº 44)
Tfno: + 34 955  116 748
Almuerzos: 13:30 - 16:30 - Cenas: desde 21:00
Cierran lunes y domingo


The Flaming Lips - Sleeping on the roof

The Flaming Lips es una banda norteamericana de rock alternativo de culto, fundada en 1983. Sus directos son puro espectáculo, héroes de cómic, proyecciones de video, globos gigantes, serpentinas que vuelan entre las cabezas del público. Además, sus letras son todo un ejercicio surrealista así como sus títulos. Ahí quedará por siempre,  para disfrute de todos, su maravilloso álbum "Yoshimi Battles the Pink Robots (2002) dedicado a Yoshimi, una  fan japonesa que murió de leucemia. El tema instrumental de la entrada pertenece a su trabajo "The Soft Bulletin" (1999).
 
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