Preparando el neguiyaki (okonomiyaki estilo Osaka)
Hace ya tiempo que venía yo insistiendo a mi amiga Ayako, cada vez que hacía un curso de cocina japonesa impartido por ella con Amor Amarillo, que cuándo iba a darme clases magistrales de okonomiyaki. Pues bien, en el pasado y bisiesto mes de febrero, se me presentó la ocasión no solo de aprender a hacer esta conocida "tortilla o pizza japonesa", sino que hicimos extensivo el sufijo "yaki" (teppanyaki: cocina a la plancha) a otros platos de la gastronomía nipona: unos riquísimos yakisoba con verduras (fideos a la plancha), chizimi (torta de patata de influencia coreana) y un salmón estilo "chan chan".
Aprendiendo sobre ingredientes
De las cosas que a mí más me gustan al hacer cursos con ella, es la culturilla que vas adquiriendo sobre los ingredientes y usos de la cocina familiar japonesa: qué aceite de sésamo es el más indicado, diferenciar un vino de arroz del sake, una salsa de soja picante que no conocía, los fideos más aptos para el yakisoba... Al hacer el salmón al estilo chan-chan nos comentó que es una práctica habitual cuando hacen barbacoas, que cada invitado se lleve lo que más le guste crudo, condimentado y envuelto en un paquete de papel de aluminio y se ponga encima de la plancha. La verdad que siempre había relacionado el papillote con el horno y esta forma es también muy práctica.
Salmón al estilo "chan chan"
(en papillote con verduras y salsa de soja picante)
Por cierto, como comenté en un post de hace ya la tira de años (este blog se hace viejuno), el okomiyaki varía en Japón en ingredientes y formas de hacerlo de una ciudad a otra, y el que hicimos en este curso de teppanyaki fue el de la ciudad de Osaka, el neguiyaki, que consiste en dos tortillas rellenas, en lugar de una simple con ingredientes por encima como yo había probado en restaurantes japoneses. El topping del polvo de bonito, salsa especial y mayonesa, que veis en la ultima de las fotos de la composición de cabecera, es habitual en todas sus modalidades.
Y bueno, últimamente me están saliendo siempre unos post con un toque culinario. Sí ya sé que todo no es comer en la vida y que cosas delicadas las hay por miles, no crean que no vengo haciendo una auto-reflexión sobre que se me está viendo el plumero de buen saque. Así que aquí vengo a compensar un poco con uno de los sentimientos más universales del planeta tierra, pues no sé yo si los extraterrestres se involucrarán en estas cuitas, hablo del amor.
En concreto, vengo a recomendaros un hermoso libro "Un grito de amor desde el centro del mundo" y, sorpresa, no es de Murakami, sino de Kyoichi Katayama. Es un libro que leí hace unos tres años y es una hermosa historia de amor adolescente, para mi gusto nada edulcorada, que por un trágico hecho se convierte en ese amor que siempre se recordará a lo largo de la vida y que la marcará sin remedio. Sobre todo la del protagonista masculino que cuenta desde su madurez aquella intensa historia que llenó de misticismo sus 16 años. La primera parte del libro es lo mejor, el momento de conocerse, cómo van estructurando su relación, entre ellos y ante los demás, su personal lenguaje&universo (sin el que los enamorados no son nada). Un amor nipón intenso y profundo, que no difiere nada del que podemos llegar a sentir por estas tierras más occidentales. Y es que en realidad no somos tan diferentes... salvo en la forma de hacer las tortillas.
Aunque la gyoza es originariamente un bocado procedente de China (jiaozi), donde generalmente se hace al vapor en cestos de bambú y se suele traducir como dumpling, los japoneses lo adoptaron, lo rebautizaron y lo convirtieron en una de las perdiciones de su gastronomía. Ya lo conoceréis la gran mayoría, consiste en una pequeña y sencilla empanadilla que puede llevar diferentes rellenos y que el país del sol naciente se realizan a la plancha o hervidas.
El caso es que desde que los probé por primera vez hace años en un restaurante japonés de Londres tenía en mente intentar hacerlas, y he aquí que el destino me ha dado la oportunidad de aprender como dios manda de la mano de una experta, Ayako Anzai de Amor Amarillo, con la que ya tuve la oportunidad de aprender en otro taller varios platos de la gastronomía japonesa y que fue plasmado en el blog en la entrada "Shabu-shabu en Casa La". Esta vez Amor Amarillo se ha aliado con Anna Mayer de Panepanna, para realizar en estos meses del 2011 varios talleres de cocina japonesa saliendo del tópico del sushi: gyoza, cocina con soja, cocina con miso y aún habrá más sorpresas.
En el curso hicimos los dos tipos de cocción (por cierto, me asalta la duda, ¿femenino o masculino? Siempre aparece como la gyoza, será por su equivalente a la empanadilla, pero el gyoza tampoco le va mal): las asadas o yaki gyoza, para ello utilizamos las cómodas masas preparadas que venden en cualquier supermercado oriental; y las hervidas o yude gyoza, cuya masa hicimos en el taller. Nos contaba Ayako de éstas últimas, que en Japón al día siguiente de hervirlas, si habían sobrado, se asaban para calentarlas.
Realizamos dos tipos de rellenos diferentes para las hervidas, uno de cerdo y cilantro y otro de espárragos y pollo; y uno para las asadas de cerdo y col. Por supuesto, también aprendimos a confeccionar la típica salsa que las acompaña.
Una de las cosas fundamentales es la técnica de cierre de la masa con el relleno ya dentro, y como todo lo que tiene que ver con Japón, es delicada y precisa. La podréis quizás adivinar en las tres fotografías siguientes, donde veréis que se hace como una especie de pliegue-rizo que va cerrando la empanadilla de derecha a izquierda, habiendo presionado en el inicio para pegar el extremo derecho (unos cuatro pliegues en cada una en las asadas y dos en las hervidas. No me preguntéis el porqué de la diferencia...secreto nipón).
Aquí podéis ver la diferencia, a la izquierda la masa de las yaki gyoza que ya venía preparada y a la derecha, la masa que preparamos nosotros para las yude gyozas, ya rellenas y listas para ser asadas y hervidas respectivamente. Si agudizáis la vista podréis percibir que efectivamente las yude sólo llevan dos pliegues.
Y en la imagen de arriba y colocadas en la sarten, las yaki gyoza comenzando a dorarse, hasta que cogieron el atractivo tono que aparece en la instantánea que abre este post.
Para todos aquellos que deseéis conocer los secretos de la cocina japonesa, os aconsejo venir a hacer gastroturismo a Sevilla con curso incluido, no hablo en broma, tengo una amiga residente en Madrid que vino con un grupo de amigas a hacer el curso de Ayako, luego nos fuimos de visita por la ciudad, y rematamos con vinos&tapas, un completo en toda regla. Pero para aquellos que lo tengan más complicado, os dejo aquí el enlace con la recetas de este exquisito bocado nipón. Luego la imaginación y los gustos de cada uno son ilimitados a la hora del relleno, personalmente las he hecho en casa varias veces y he optado por un relleno de cilantro, col china y gambas frescas que combinaba muy bien (siempre he preferido el pescado o marisco a la carne).
Hasta la próxima cita.
Air - Mer du Japon
La banda francesa Air (las siglas de Amour, Imagination y Rêve) realizan música electrónica desde mediados de los 90, componiendo hipnóticas melodías llenas de imaginación y misterio, muy envolventes y atmosféricas, como su nombre nos hace adivinar. Se hicieron popularmente famosos con la banda sonora de la película de Sofia Coppola "Las vírgenes suicidas", declarando la directora que es una de sus bandas favoritas. El tema de la entrada pertenece a su segundo trabajo "Pocket Symphony" (2007).
Volviendo a las aventuras gastronómicas, desde que el pasado verano comencé a hacer algunos cursillos de cocina internacional, guiada sobre todo por el deseo de pasar un buen rato, he tenido la oportunidad de aprender entre otras cosas como se realiza un tajine de pollo o una pastela marroquí, o como preparar definitivamente un buen arroz para hacer sushi, como os relaté en pasadas entradas sobre los cursos de cocina marroquí y japonesa. Pues bien, existía un plato estrella de la cocina italiana, concretamente de origen napolitano, que aunque no hacía con frecuencia en casa, me despertaba la curiosidad. Hablamos de la señora pizza, y qué mejor maestra para este oficio que una excelente cocinera italiana. Así fue como el destino me llevo a conocer a Anna Mayer de Panepanna (no os dejéis despistar por su apellido...).
Como ella misma se describe en su blog personal Lions and pancakes: "mi documentación dice italiana, pero vivo en España, tengo apellido alemán, pero en realidad soy de origen polaco-ecuatoriano-británico (e italiana naturalmente)", Anna es un crisol de culturas y su pasión por la cocina se contagia de esta particularidad. Poco a poco comienzo a conocerla mejor, pues hemos creado un simpático grupo de gastroblogger afincados en Sevilla que nos reunimos de vez en cuando con la excusa, por supuesto, de la comida (sí amigos, me han aceptado en el clan aunque mi blog no sea estrictamente culinario, fijense que detalle), y si algo la caracteriza a ella es su espíritu inquieto y sus conocimientos sobre técnicas de cocina de otras latitudes. Todos los meses ofrece interesantes cursos en Sevilla con un amplio contenido: desde platos vegetarianos, cocina italiana (repostería, risottos, pizzas, pasta...), cocina china, y un largo etcétera que va in crescendo. Muchos de esos cursos son en fin de semana, así que no tenéis excusas los que viváis fuera de la ciudad. Hasta la fecha, pues aún me queda un largo aprendizaje, he realizado dos, el de pizza y el de gyoza (del que os hablaré más adelante para no extenderme tanto).
Abordamos la pizza y recalco el título de la entrada, sin lugar a dudas el secreto está en la masa. Como nos comentaba Anna en el curso, los italianos no suelen hacer pizza en casa, en cualquier esquina cercana hay un local con una calidad de aceptable para arriba, no compensa el trabajo de hacer la masa, dejarla fermentar, hornear, etc... Eso sí, los ingredientes son sencillos, como muchos que las hayáis probado en Italia habréis podido comprobar, nada de salsas barbacoa y otras aberraciones varias. Pero ocurre, que fuera de Italia, desgraciadamente, ya no está tan a mano eso de salir un momento a por un suculento corte de masa, de ahí la imperiosa necesidad de trasmitir el secreto y el arte del amasado a los foráneos, para poder presumir ante nuestros invitados o para darnos el gusto propio de saborear un buen bocado, sencillo y recién hecho.
Por cierto, sabéis que desde el 2009 la pizza tiene una denominación propia de la Unión Europea, llamada "especialidad tradicional garantizada" (ETG), y que también ha sido asignada a nuestro jamón serrano y el aceite de oliva.
Pizza Quattro Stagioni preparada y lista para hornear
En el curso aprendimos la composición de una masa básica, la técnica del amasado, el tiempo de reposo, los ingredientes bases, incluyendo la sencilla salsa de tomate que preparamos; nos llevaríamos la masa hecha en el curso a casa para que continuara fermentando y hornearla al día siguiente, y con la masa que Anna ya tenía lista desde el día anterior, aprendimos a condimentarla en condiciones y terminamos cenando seis diferentes y suculentas pizzas (ver receta). No sé si debo decirlo, pero uno de los momentos estrellas de los talleres es el de la degustación de los platos, después de pasar un buen rato en la cocina aprendiendo no hay nada más gratificante
Pizza con jamón serrano, mascarpone y alcachofas, delicioso el toque del queso cremoso, tenéis que probarlo.
Pizza con rúcola, aguacate y pimientos, sin duda la más original,
la rucola y el aguacate se ponen al final en crudo.
Pizza romana con tomate, mozzarella y anchoas,
la más sencilla de todas pero no por ello menos sabrosa.
Mi aportación personal con la masa traída a casa, fue una pizza de patate e tartufo (en este caso recurrí a un queso brie a la trufa). Es una larga historia el porqué llegué a mezclar estos ingredientes.
Pizza patate e tartufo
Tras terminar de escribir me han entrado unas ganas de pizza tremendas, como imagino también a muchos de vosotros, pero yo juego con ventaja, pues ya conozco el secreto de todo pizzaiolo que se precie...
Vincent Delerm - À Naples il y a peu d'endroits pour s'asseoir
Un autor francés para un plato italiano, así son las cosas. Vincent Delerm autor, compositor e intérprete musical francés, es hijo del escritor Philippe Delerm y de Martine Delerm, ilustradora de novelas juveniles. Su música está influenciada particularmente por la melancolía amorosa de Alain Souchon y los textos de las canciones de grupos ingleses como The Smiths. Publicó su primer albúm homónimo en el año 2000. La canción elegida "En Nápoles hay pocos sitios para sentarse", pertenece a su tercer trabajo "Les piqûres d'araignée" (2006).
Queridos amigos, perdonen este extraño título, pero es que desde que realicé hace días un curso de cocina japonesa y aprendí a cocinar el shabu-shabu lo repito sin parar, no de hacerlo, sino de decirlo que cuesta menos, suena tan onomatopéyico que me encanta. Además, precisamente cuando conocí la convocatoria del evento, la relación de algunos de los exóticos platos que nos iban a enseñar y que aparecen en japonés en la pizarra de cabecera, fue lo que definitivamente me empujó a inscribirme. Pero luego durante el desarrollo del curso, aunque no está de más aprender exotismos para impresionar a los invitados, me di cuenta de cuánto necesitaba aprender aún de la técnica del sushi. Fue fantástico conocer, de la mano de una experta cocinera japonesa, el verdadero secreto, el meticuloso ritual que nos lleva a elaborar en su justo punto y obtener el más exacto y perfecto grano de arroz cocido. Mis coqueteos autodidactas en la técnica del maki sushi son ya parte del pasado, ahora se me ha abierto la puerta de la sabiduría nipona culinaria, ya nada podrá resistirse ni a mí, ni a ninguno de mis compañeros de clase.
Nuestra super profe
Bromas aparte, nuestra encantadora profesora, Ayako Anzai, a la que el destino hace años trajo a Sevilla desde Tokyo, realiza bajo el nombre de Amor Amarillo, cursos de cocina a domicilio, para particulares e incluso para grupos, complementándolos con la organización de menús degustación, caterings a domicilio y a empresas; cursos de japonés y organización de viajes al país del sol naciente. Me encantó que nos enriqueciera el taller con un sinfín de curiosos datos sobre la cocina japonesa, lo cual lo hizo muy interesante. Por ejemplo, para ser maestro de sushi en Japón, que engloba todo plato que lleve el arroz cocido aderezado especialmente para sushi y servido junto al pescado (desde los makis, pasando por los niguiris, temakis e incluso ensaladas), hay que tener una experiencia de diez años, y cualquier aprendiz en sus inicios, pasa tres años de su vida exclusivamente lavando y abanicando el arroz para enfriarlo. La técnica para cocerlo es exacta y milimétrica, ni un gramo más de arroz ni un gota más de agua por comensal, y conlleva un proceso previo que yo desconocía, de lavado del arroz por varias veces, y un remojo en agua, de media hora en verano y una hora en invierno, antes de cocerlo. Hasta la medida de arroz cocido para cada cuadrado de alga nori tiene un cantidad de gramos exactos. Os cuento este proceso, tal como Ayako nos lo trasmitió si pincháis aquí. Os aseguro que vuestros makis y otras sushi-delicias serán otras.
Montando los maki sushi
Además de aprender a hacer un buen arroz de sushi, con el que montaríamos algunos rollos de maki sushi y un chirashi (ensalada de sushi), aprendimos a realizar una ensalada de shabu-shabu con frío de cerdo ibérico y un aliño de pepino, cebolla y algas. No os voy a dejar con la intriga de saber qué es exactamente la ensalada shabu-shabu, que consiste en cortar finamente varios tipos de verduras (zanahoria, apio, nabo o rábano, pepino...) y servirlos junto a grandes hojas de lechuga tipo hoja de roble y una especie de carpaccio de cerdo ibérico, que cortamos finalmente con los maravillosos cuchillos de cerámica nipones (necesito cambiar todos mis cuchillos desde entonces), empapamos en fécula de patata ligeramente y pasamos por agua hirviendo con un chorrito de sake apenas unos segundos. Se sirve todo en una ensaladera, verduras dispuestas alrededor, carne en el centro, y acompañado de dos riquísimas salsas que elaboramos para acompañar la ensalada (ver recetas). La forma de tomar esta ensalada es cogiendo una hoja de roble, añadirle las verduras a discreción, unos filetes de carne, las salsas y enrollar y comer de un bocado.
Mis makis más auténticos
Verduras cortadas listas para la ensalada shabu-shabu
La ensalada shabu-shabu lista para comer
Otra de las partes originales del curso, denominado "Cena con invitado con clase", consistía en que al finalizarlo tendría lugar una cena con todos los alumnos, pero además, con un invitado que cada uno aportaría. La verdad que la mesa quedó preciosa y el lugar donde el curso se realizó, añadía aún más encanto al evento. Con esto, complemento parte de mi extraño título, ya que el curso-cena se realizó en Casa La, un singular centro cultural, que es a su vez la casa-taller del escultor sevillano Fernando Rodalva en el barrio de Triana. Este artista del reciclaje y la reutilización de todo tipo de materiales, ha trasmitido a cada habitación de la casa su propia visión del mundo y su arte. Fernando ha añadido al mundo cultural sevillano ese toque, que podemos encontrarnos en muchos de los centros culturales no oficiales que tanto abundan en Alemania, donde se realizan talleres de cine, se pasan ciclos de cortos, espectáculos de magia, cursos de cocina, de artesanía, de maquillaje teatral, de animación.... Le deseo mucha suerte y éxito en su andadura, pues proyectos de este perfil se merecen lo mejor.
Preparando la mesa de la cena
Os dejo una instantánea que el artista nos realizó desde arriba, mientras todos cenábamos y disfrutábamos en el patio de Casa La, de todos los platos que habían salido de nuestras manos y del suculento pastel de queso chai que Ayako nos trajo de regalo. Una preciosa instantánea con juego de sombras incluido.
Con mi cámara realicé también fotografías de algunos de los rincones de la casa creados por el artista, de las cuales os dejo una selección para finalizar el post.
Detalle de un rincón de la cocina con cubiertos antiguos
Bañera transformada en sofa
Juego de "sombras" en una esquina del salón
Puerta acceso al baño ¿Qué picaporte abrirá la puerta?
Escultura hecha con botellas, representando
a Príapo, el Dios de la fecundidad.
Lámpara realizada con cartones de huevos
Pizzicato Five - Mon amour Tokyo
Pizzicato Five es un divertido grupo japonés de pop creado en 1985, cuyas canciones se inspiran en los años 60 y 70. Estuvieron en activo durante 16 años, grabando en el independiente sello musical americano Matador. Sus canciones sin entender ni una sola letra, me alegran el día, me gusta sobre todo escucharlos cuando hago un viaje aventurero en coche.
"Conocer la forma y el porqué de la alimentación de los demás
es una vía para comprenderlos y aceptarlos"
Said Ibn Abdusalam
Esta semana que hoy termina ha sido especialmente calurosa en el sur de la Península, pero si el sopor y la calina existentes no eran suficientes, me inscribí en un curso de cocina marroquí de cuatro días durante las horas de la sagrada siesta, para vérmelas entre los vapores de los tajines y las cuscuseras a pleno rendimiento. Al final la experiencia ha sido muy gratificante y provechosa, con ganas de volver a repetirla, sobreviviendo al calor, pues la cocina estaba perfectamente climatizada y las energías y sales minerales que perdía de camino a la "gastroaula" en bicicleta, eran rápidamente recuperadas tras comer los ricos platos que se elaboraban cada día.
El curso ha estado organizado por la Fundación Tres Culturas, dentro de un programa de talleres de cocina mediterránea que tiene previsto celebrar otros cursos culinarios de esta zona del planeta, como la gastronomía siria, israelí e italiana entre otras. Las plazas eran limitadísimas y por los pelos pude colarme entre los privilegiados alumnos que día tras día, fuimos aprendiendo un poco más de las tradicionales recetas de Marruecos. Era un mundo que no me era totalmente ajeno, pues hace años, antes de que existiera este blog, realicé una mágica travesía por todo el país en compañía de mis mejores amigos. Fue un viaje de esos que no se olvidan jamás, lleno de anécdotas divertidas y maravillosas, recorriendo de norte a sur todo el mapa marroquí, quedándonos sorprendidos por la amabilidad de sus gentes, por los preciosos paisajes del Valle del Dades, de la Garganta del Todra, del desierto del Sáhara... y por supuesto, por su rica gastronomía de la que disfrutamos plenamente. Luego os contaré una sufrida anécdota, convertida por el devenir del tiempo en divertida, que nos ocurrió en pleno desierto.
Ingredientes listos para ser sabiamente mezclados
Retomando el tema del curso, éste tuvo lugar en las cocinas del Hotel Abba, situado muy cerca de la famosa calle Castilla de Triana, y su encantador chef de cocina, fue el encargado de intentar hacer de nosotros unos auténticos cocinillas en el mundo de las mil y una especias y de responder pacientemente a las miles de preguntas que sin parar hacíamos, ya fuera sobre el curso o sobre técnicas de cocina en general. Gracias David en nombre de todos. Entre los platos que hemos elaborado están el conocidohumus (la receta que yo solía hacer en casa era al estilo griego y el sabor del comino y la cebolla fresca en la marroquí me ha encantado); la laboriosa sopa harira que se suele tomar tras el ayuno del Ramadán, pues es muy reconstituyente y nutritiva pero con un largo proceso de cocción; la bissara (crema de habas, conocida como la sopa de los pobres), el zaaluk (riquísimo para el verano, también llamado caviar de berenjenas); los cuscús de pollo con tfaya (guarnición de cebolla caramelizada) y el deverduras con ternera; los tajines de cordero con ciruelas pasasy el de ternera con dátiles y almendras; lapastela(uno de mis platos preferidos de la gastronomía marroquí y de los que más ganas tenía de aprender a elaborar. Quedé encantada con la receta que hicimos, así que os la dejo escrita para quién quiera probarla); y finalmente, los típicos dulces marroquíes que acompañan al té. Como veis el curso ha sido muy completo y suculento y como regalo a todos los alumnos, nos han entregado un cuidado libro con unas preciosas imágenes sobre Marruecos del fotógrafo belga de la agencia Magnum, Harry Gruyaert, precisamente cuando hace algunos días estábamos hablando de fotografía en el blog.
Os dejo algunas instantáneas del curso y de los platos elaborados.
Y ahora sí, paso a contaros una de tantas anécdotas que nos ocurrieron en el viaje por toda la geografía marroquí. A pesar de haber transcurrido varios años, en las reuniones de amigos todavía es un tema recurrente de broma la historieta. Nos encontrábamos en pleno ecuador del viaje, veníamos de visitar la fascinante Fez al norte y nuestro deseo era cruzar todo el país, para ir al sur y llegar hasta el desierto del Sáhara en la zona de frontera con Mauritania. Teníamos la intención de dormir en una jaima en el desierto, así que hicimos un alto en el camino para proveernos bien de agua, pues éramos cinco personas y ésta no debía faltar. Pues bien, cuando llegamos a nuestro alojamiento en Merzouga, el Auberge les Dunes d'Or (remanso de paz muy recomendable), los bereberes que nos llevarían hasta el corazón de la Gran Duna, nos dieron una serie de instrucciones y una de las personas de nuestro grupo fue la receptora de ellas mientras los demás dejábamos el coche y las maletas en buen lugar... Sus palabras fueron las siguientes "han dicho que nos van a dar un litro y medio de agua por persona". "Ah magnífico", respondimos todos aliviados, sabiéndonos liberados de la pesada carga del agua. Cuando nos encontrábamos encima de los incómodos camellos, con la vista nublada (dos horas de travesía), cegados por la intensidad del sol, deseosos de que repartieran ya esa bendita agua y a la ingenua pregunta de "¿cuándo nos la darán?", una voz ajena al grupo sentenció: "el agua no la van a dar, han dicho bien clarito que cada uno lleve un litro y medio por su cuenta". Mazazo total y ganas de estrangular a una persona en concreto. Quedaban más de 24 horas por delante hasta regresar de nuevo a tierra firme, a esa garrafa de 5 litros de agua que nos habíamos dejado en el maletero de nuestro coche...
Al principio, pudimos apañarnos con el agua que unos amables burgaleses nos iban cediendo a pequeños sorbos. Luego al llegar al campamento parecía que aquello no era para tanto, nos sirvieron la cena, un tajine de pollo y verduras, acompañada de litros y litros de azucarado té ("esto también es agua", me decía ilusa para mis adentros). Pero ay cuando se hizo la noche y todos nos refugiamos en nuestras jaimas, yo sólo tenía visiones de grandes cataratas de agua que caían, de botijos de agua fresquita que me empinaba sin parar a chorro... Lo pasé realmente mal, no recuerdo una situación tan extrema en mi vida, intentaba pensar en algo peor para consolarme, en algún mal de amores pasado, ¡pero no había manera! Yo veía que todos dormían a pierna suelta y no podía creerlo, ¿cómo iba a estar sin el líquido elemento hasta que al día siguiente regresáramos al albergue, después de otras dos horas de travesía? Hasta los camellos roncaban, pero ya me daba igual todo y comenzaba a perder la cabeza. Finalmente la necesidad hizo de mí una sibilina ladronzuela, salí de madrugada de la jaima en busca de agua, como una zombi me metí en todas las tiendas vecinas buscando desesperadamente. De pronto, sin saberlo, resulta que tenía rayos láser en los ojos y podía reconocer objetos y cuerpos en la oscuridad. Y por fin, gracias a mis nuevos superpoderes adquiridos y a la luz de la luna llena, allí estaba, una hermosa botella de litro y medio llenita para mí solita, brillando en el silencio de la noche. Ah cómo la disfruté por todos los dioses, hasta la última gota. A la mañana siguiente nadie se había percatado de nada, y pude reconocer en mis víctimas a unos sonrientes y confiados franceses que jamás reclamaron su valioso tesoro...
Nuestras sufridas y sedientas sombras
Resumiendo, Marruecos es un país maravilloso, así como su gastronomía, cuyos aromas y sabores están muy presentes en los fogones de Andalucía, sobre todo en su repostería; en segundo lugar, me apuntaría de buena gana a más cursos de cocina como éste; tercero, hay amistades a prueba de bomba y despistes (más aún cuando la susodicha es prima hermana de la que suscribe...); y para finalizar, no os fiéis de las apariencias de nadie, por mucho disfraz delicado que lleven...
Pj Harvey - Down by the water
Pj Harvey es en realidad Polly Jean Harvey, cantautora inglesa de gran personalidad, con un rock directo y visceral que habla de temas como el sexo, el amor, la religión, el humor negro y la sensibilidad femenina. Todo un mujerón, inteligente, sensual y con mucho glamour. La canción de la entrada pertenece a su trabajo “To bring you my love” (1995), una de sus obras maestras.
"Live all you can - it's a mistake not to. It doesn't so much matter what you do in particular, so long as you have your life. If you haven't had that, what have you had?" (Henry James)