La plancha y el amor a la nipona


Preparando el neguiyaki (okonomiyaki estilo Osaka)

Hace ya tiempo que venía yo insistiendo a mi amiga Ayako, cada vez que hacía un curso de cocina japonesa impartido por ella con Amor Amarillo, que cuándo iba a darme clases magistrales de okonomiyaki. Pues bien, en el pasado y bisiesto mes de febrero, se me presentó la ocasión no solo de aprender a hacer esta conocida "tortilla o pizza japonesa", sino que hicimos extensivo el sufijo "yaki" (teppanyaki: cocina a la plancha) a otros platos de la gastronomía nipona: unos riquísimos yakisoba con verduras (fideos a la plancha), chizimi (torta de patata de influencia coreana) y un salmón estilo "chan chan". 

Aprendiendo sobre ingredientes

De las cosas que a mí más me gustan al hacer cursos con ella, es la culturilla que vas adquiriendo sobre los ingredientes y usos de la cocina familiar japonesa: qué aceite de sésamo es el más indicado, diferenciar un vino de arroz del sake, una salsa de soja picante que no conocía, los fideos más aptos para el yakisoba... Al hacer el salmón al estilo chan-chan nos comentó que es una práctica habitual cuando hacen barbacoas, que cada invitado se lleve lo que más le guste crudo, condimentado y envuelto en un paquete de papel de aluminio y se ponga encima de la plancha. La verdad que siempre había relacionado el papillote con el horno y esta forma es también muy práctica.


Salmón al estilo "chan chan"
(en papillote con verduras y salsa de soja picante)

Por cierto, como comenté en un post de hace ya la tira de años (este blog se hace viejuno), el okomiyaki varía en Japón en ingredientes y formas de hacerlo de una ciudad a otra,  y el que hicimos en este curso de teppanyaki fue el de la ciudad de Osaka, el neguiyaki, que consiste en dos tortillas rellenas, en lugar de una simple con ingredientes por encima como yo había probado en restaurantes japoneses. El topping del polvo de bonito, salsa especial y mayonesa, que veis en la ultima de las fotos de la composición de cabecera, es habitual en todas sus modalidades.



Y bueno, últimamente me están saliendo siempre unos post con un toque culinario. Sí ya sé que todo no es comer en la vida y que cosas delicadas las hay por miles, no crean que no vengo haciendo una auto-reflexión sobre que se me está viendo el plumero de buen saque. Así que aquí vengo a compensar un poco con uno de los sentimientos más universales del planeta tierra, pues no sé yo si los extraterrestres se involucrarán en estas cuitas, hablo del amor.

En concreto, vengo a recomendaros un hermoso libro "Un grito de amor desde el centro del mundo" y, sorpresa, no es de Murakami, sino de Kyoichi Katayama. Es un libro que leí hace unos tres años y es una hermosa historia de amor adolescente, para mi gusto nada edulcorada, que por un trágico hecho se convierte en ese amor que siempre se recordará a lo largo de la vida y que la marcará sin remedio. Sobre todo la del protagonista masculino que cuenta desde su madurez aquella intensa historia que llenó de misticismo sus 16 años. La primera parte del libro es lo mejor, el momento de conocerse, cómo van estructurando su relación, entre ellos y ante los demás, su personal lenguaje&universo (sin el que los enamorados no son nada). Un amor nipón intenso y profundo, que no difiere nada del que podemos llegar a sentir por estas tierras más occidentales. Y es que en realidad no somos tan diferentes... salvo en la forma de hacer las tortillas.

21 delikados susurros:

Claudia Hernández dijo...

Ah, me has hecho la boca agua, la verdad es que he avanzado algo cocinando japonés pero últimamente estoy perezocilla… de este autor, no lo conocía… me lo apunto ya.
Abrazos

Arantxa dijo...

Cierto, pienso lo mismo. En realidad, de un país a otro, sólo varían casi los ingredientes. Al fin y al cabo, se tratan de tortillas. Yo tuve la suerte de poder probarlas en Osaka mismo y no he vuelto a comer ninguna porque no sé donde hacerlo. La otra solución sería cocinármelas en casa ;-)

A mí me gusta tu vertiente culinaria ;-)

Delikat Essences dijo...

Claudia, yo también llevo unas semanas perezosa en la cocina, pero son rachas, por eso lo de los cursos con nativos me seduce tanto, es una ocasión de estímulo magnífico.

Arantxi no sabes las ganas que tengo de ir a Japón, además de ir con un tour organizado con Ayako que lo hace todos los años, cómo lo disfrutaría. Gracias por apoyarme en mi lado culinario :-)

Holly tú mandas! :-)

Ayúdame cerebro dijo...

Me ha gustado muchisisimo este post.Yo te apoyo en tu lado culinario, no sólo porque eres una cocinera excepcional, sino porque sabes mogollón de todas las delicias comestibles que existen en este mundo. El libro me lo apunto. Besos de tu amiga que te quiere

Delikat Essences dijo...

Ya será menos Divina :-) digo lo de cocinera excepcional, pero muy agradecida de tu elogio y de tu amistad!. Un besote gordo.

sra. dijo...

Tus delicadezas son un primor!!! Me encanta cómo transmites la cultura del buen comer, sea x tierras londinenses, por restaurantes hispanoamericanos o con estas delicias... la parte peor es que me abres el apetito!!! Jeje! Voy a echarle un ojo a esos cursos, q m ha entrado el gusanillo. Llevo más de un año queriendo aprender a cocinar cositas japonesas, pero luego la pereza me puede, y opto x ir a restaurantes.., pero lo haces tan bonito, lo cuentas tan bien!!

Y el libro no m lo voy a perder tampoco, ehh!! (un poco Tokio Blues, no??)
Un besito

Delikat Essences dijo...

Oh señorita Sunshine viniendo de una profesional de las buenas letras como su merced, estoy más que alagada por sus palabras :-) Yo me presto si quiere a trasmitirle algunos truquetes japos, ponga fecha y hora! :-)

Puede tener similitudes sí con Tokio Blues, quizás es una novela menos compleja, más centrada en lo que sienten los dos adolescentes, pero sí existe ese mismo sentimiento de buscar tu lugar en el mundo, la sensación de no encajar bien en él por los protagonistas.

Un abrazote

Delikat Essences dijo...

Por cierto, esta historia dio pie a un cómic manga y una serie de tv en Japón, un dato que olvidé comentar en el post. Abrazos a todos.

Sorokin dijo...

Madame, está muy bien que se dedique a contarnos cosas sobre delicias gastronómicas a sus seguidores. Comer, beber, son dos de las cosas más nobles que podemos hacer los humanos, y si encima lo hacemos a gusto, pues tanto mejor. Así es que, siga por ese camino. Y cierto, la cultura tampoco está mal. Además, leer abre el apetito.

No conocía a Kyoichi Katayama. Tomo nota. Yo sigo a los escritores japoneses desde hace años (la verdad, es que empecé por el cine, Mizoguchi, Kurosawa, etc y de ahí salté a los libracos) Empecé con Yukio Mishima que me deprimió bastante, seguí con Ryūnosuke Akutagawa y, por fin, llegué a Murakami y algunos otros epígonos. Y ahí estoy. Me gusta sobre todo su sentido de lo mágico, que compensa ese fondo trágico que aparece con frecuencia.

Delikat Essences dijo...

Tiene toda la razón Monsieur, parece que el espíritu samurái se adueña del alma japonesa y en la literatura están muy presente la tragedia, pero es verdad que ese lado mágico y etéreo de sus historias, de su estética lo suaviza un poco. ¿Ha visto vuesa merced la película "Air Doll" de Hirokazu Koreeda? Se la recomiendo, sordidez pero envuelta en magia, en celofán color rosa, paradójico verdad? Le gustará.

Un abrazo monsieur.

Viena dijo...

Querida Delikat: Yo negociando con Ayako fechas y platos y tu abriéndome a toda prisa el apetito del deseo por aprender. Le he pedido a Ayako que al menos en una sesión nos enseñe algo para los ya introducidos en la cocina japonesa, nada me gustaría más que contar con tu presencia cuando venga a Alicante. Te pediré consejo para ver qué platos estaría bien aprender.
Y bueno... La comida y el amor, siempre están bastante cerca, necesidades humanas, placeres universales, todo en la rueda de la vida.
Un beso

Delikat Essences dijo...

Viena no sabes lo que me alegra ver que ese curso de Ayako en Alicante se hará realidad, las dos vais a conectar de inmediato, lo sé. Y de buena gana me apunto, a ver cuando me pases las fechas qué podemos hacer :-) Tú déjate asesorar por ella sobre los platos, yo te puedo contar mi experiencia, pero la maestra es ella. Un abrazo grande y hasta pronto.

Apiciu dijo...

Le salen, como dice, posts con toques culinarios, pero todos encierran mucha poesía.
Saludos

Cristina Torres dijo...

Eres una romántica de tomo y lomo, seguro que el libro es de profundo tragedión y hermoso a más no poder, en el siglo XIX hubieras sido toda una heroína de Dostoievski :-) Pero lo equilibras con esa cabeza que no para: cocina, arte, literatura... y mucho humor. Besazos grandes.

Delikat Essences dijo...

Menos mal Cris, de no ser así sería una alma en pena llorando por las esquinas jaja Besotes para ti también.

OTEADOR DE LOS MERCADOS dijo...

Que gusto Delikat que los últimos post tengan ese sabor, esos aromas culinarios. Se agradece, y mucho. Tomo nota de esa recomendación: Kyoichi Katayama. A ver si la Primavera me activa todas las neuronas (las que quedan) que ultimamente estoy un tanto "viéndolas venir", y no es eso.

Ernestina Causse dijo...

A mi también me encantan tus post culinarios, pero como hemos dicho a veces, lo tuyo es más que eso. Del libro había escuchado hablar pero no se me ha cruzado todavía. Lo hará dentro de poco por lo que cuentas. Un beso amiga.

Suave como Bizcocho dijo...

No dejes de tener ese toque culinario, delicado y ecléctico.
Es un placer leerte.. tanto como cocinar , aunque estarás conmigo, por el saque, que nada como degustarlo!
La sugerencia literaria me la apunto.
Saludos.

Delikat Essences dijo...

Pues nada, a seguir dando ese toquecillo aromático y gustativo :-) Un abrazo a las dos, Linda Susan y Suave como Bizcocho.

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