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Los mil y un colores









No cuenta la leyenda pero os lo cuento yo, que en un tiempo remoto, Iris, la hermosa hija del más acaudalado mercader veneciano, venía marcada desde su nacimiento por los siete colores que poseía el arco iris que reinaba en el cielo el día que vino al mundo.

Así quiso bautizarla su padre y de esta manera, desde pequeña, desarrollo un interés obsesivo por poseer todos los colores que en el mundo existieran.






"Tráeme ricas telas y joyas de este viaje padre, quiero poseer todos los colores que en el mundo se encuentren” - le decía. “ Tráeme aquéllos que nadie en Venecia haya vestido ni imaginado nunca”. Y así, su abnegado progenitor, buscaba y escudriñaba cada uno de los rincones de la tierra a los que en busca de exóticas mercancías viajaba.







Le trajo hermosas sedas color azafrán de la India; ricos terciopelos de un profundo azul y satenes verde esmeralda de la China; zafiros y rubís de una tonalidad tan intensa, que nadie podía mirarlos sin quedar arrebatado por su belleza y color... pero nunca era suficiente para contentarla.





Padre, hoy en sueños he visto una tierra lejana cerca del fin del mundo, en un mar que llamaban el pacífico, cuyas piedras preciosas combinan todos los colores que existen en el mundo” . “Pero hija, eso es fruto de un sueño, de una obsesión. Puede que esa tierra no exista y el mundo termine en las tierras que conocemos” - le contestó.

Pero ella perseverante, no cejo en su empeño hasta que vio a su padre partir para explorar aquellos lejanos mundos soñados para satisfacerla.





Nunca más volvió, una gran tormenta lo sorprendió en mares profundos y cuentan los viajantes que ningún navío salio de aquella ira de dioses en la que el océano se convirtió


Dicen que la pena de la muchacha y la culpabilidad que sintió por haber enviado a su padre a la muerte, le fue arrebatando su amor por el color y por la vida. Su aspecto se volvió gris y su espíritu se fue poco a poco apagando hasta morir...  





Desde entonces, en los hermosos jardines que su padre recreó para ella, llenos de color, cuentan que un hermoso pavo real pasea y canta sin cesar, dicen que es el espíritu de Iris el que en el animal vive, y que cada noche, se sube a la torre más alta para mirar hacía el mar y esperar el regreso del aventurero mercader de Venecia.





Todas las imágenes de esta entrada pertenecen a un maravilloso lugar que gracias a una gran amiga visité hace días, la tetería Carmen del Campillo de Crevillent en Alicante. 


Toda una experiencia sensorial donde dejar volar la imaginación sin ningún tapujo, y disfrutar de una taza de té rodeados de mil y un colores.








Death Cab for Cutie - A lack of color 
 
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