El tiempo pasa inexorablemente y así, sin darme apenas cuenta, han pasado cinco años desde que este blog comenzó a merodear por el mundo cibernético. Cuando miro hacia atrás, solo puedo esbozar una gran sonrisa, pues este rincón me ha dado muchas cosas buenas, sobre todo la oportunidad de conocer a gente estupenda llena de inquietudes y afinidades, y algunos de ellos, esas sorpresas mágicas que tiene la vida, se han convertido hoy por hoy en buenos amigos. También la ocasión de aprender mucho, miro a los primeros post y veo cómo han ido evolucionado las imágenes, la forma de narrar las experiencias y tantas otras sutilezas, y todo eso, en gran parte, es producto de la gran sinergia que aquí se produce entre todos.
En estos cinco años de entradas en el blog hay también un trocito de vida, pues detrás de Delikat Essences se esconde una fémina que ha vivido y sentido mucho en este tiempo, luces y sombras, como es natural, y eso, claramente, se ha reflejado por aquí. Viajes, gastronomía, lugares curiosos, músicas, arquitectura, literatura... no me quise poner límites temáticos, este era mi espacio, en el que hablaría de las cosas que me gustan, que de la feas ya se encargan los noticieros.
A veces me he sorprendido preguntándome ¿hasta cuándo?, y no sé la respuesta. Hasta que el cuerpo aguante resulta harto dramático y literario, así que mejor dejarlo estar, quién sabe. Por lo pronto, ayer soplé esta vela posada sobre un delicioso Angel Food Cake de nata y fresas, mi cuarto pastel de este tipo hecho en casa al que estoy enganchada. Me encanta por su ligereza y por su sencillez estética, un pastel que fue muy popular en el siglo XIX en el norte de América.
Desde aquí un absoluto agradecimiento a todos los que me siguen. Ojalá este 2013 nos traiga muchas experiencias hermosas que podamos compartir. Un fuerte abrazo.