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Sitios de padres y hermosuras colaterales en la Puebla de los Infantes...


"Sitios de padres", qué gran concepto. ¿Os lo explico? Veréis, ese es el nombre con el que suelo denominar a esos sitios para comer donde mis padres y sus coetáneos entrarían sin pestañear. Sitios de tradición, de comida casera y sin florituras, de recio abolengo en algunos casos, con chaqueta y corbata, perlas y cardados imposibles; y otras más informales, de gentes del campo, de cazadores y viajeros de paso... No os defraudarán en lo que al paladar se refiere. Suelen localizarse mayormente en las zonas rurales, al menos es donde los encuentro más auténticos. Me encanta salir de la ciudad y explorar los pueblos, se encuentran verdaderas joyas en todos los sentidos.




Y he aquí que hoy vengo a hablaros de uno de esos sitios de padres que tengo entre mis favoritos en la provincia de Sevilla, el Bar Restaurante Agredano en la Puebla de los Infantes, en las estribaciones de la Sierra Norte, la franja sevillana de Sierra Morena. Un pequeño y bonito pueblo que esconde varias joyas, como el lavadero antiguo de piedra conservado prácticamente intacto, o su precioso entorno en un valle rodeado de verdes montañas y con la enorme laguna que forma el agua retenida del embalse de José Torán. El camino para llegar hasta él es, en otoño, invierno y primavera, un disfrute para los sentidos: verde y más verde y agua, mucha agua. A mí me gusta desde Sevilla tomar la carretera que va uniendo las poblaciones de Villaverde del Río, Cantillana, Alcolea del Río... hasta llegar a Lora del Río. Para desde allí coger la que sube a la Ermita de Setefilla (SE-146), que continua hasta la Puebla de los Infantes. Recomiendo aflojar el pie del acelerador y disfrutar de cada curva y el paisaje. 


En Agredano tienen variadas y suculentas especialidades: las carnes ibéricas y de caza, la casquería en todos sus formatos y cocciones, el revuelto de tagarninas, y la estrella estelar, el faisán. Pero ojo amigos, no confundir con la colorida ave, pues me refiero al hongo que responde al nombre científico de Leccinum lepidum y que los caprichos del lenguaje popular le dieron aquel nombre. Para los incrédulos pinchen en el enlace de su nombre latino.





Estamos en las inmediaciones de la sierra y es normal que estas sean las viandas que encontremos en este lugar. Pero aparte de la excelente materia prima, detrás hay unas maravillosas cocineras que dan el justo sabor y punto a todos los platos. En mi última visita disfruté de un pastel de berenjenas con un ligero toque de naranja y canela realmente espectacular. La cocina es sencilla y sabrosa, nunca me ha decepcionado un plato. Tampoco hay que olvidarse de los postre caseros de toda la vida, hechos con mucho amor: arroz con leche, natillas, leche frita, torrijas...

Siempre me resulta muy curioso encontrar este recorte de la prensa francesa en las paredes de Agredano, bajo el título de "El festival del sabor" y con la imagen de dos de sus cocineras. Disculpen la mala fotografía que pueden visionar en este link (el cristal que la protegía hacía imposible ejecutarla sin reflejos), pero creo que es un gran testimonio de apoyo a mi entrada aunque haya obviado el texto. Me pregunto, cómo habrá llegado hasta este pequeño y remoto lugar un crítico gastronómico francés...? Misterios tiene la vida. 

Y vosotros os preguntaréis, y cómo es que Delikat ha dado con este lugar, ¿qué se le ha perdido por la Puebla de los Infantes? Pues bien, os desvelo el secreto. Tengo un buen amigo que tiene una hermosa finca por los alrededores, donde he pasado muchos y muy buenos momentos. Gracias a él descubrí hace bastantes años toda la zona, el pueblo y el restaurante. Y no podría hablar de mi caro amigo Enrique sin mencionar, ya que estamos hablando de asuntos gastronómicos mayormente, no solo sus habilidades para hacer un arroz en un santiamén, con un manojo de espárragos salvajes recién cogidos (de chuparse los dedos), sino sobre todo de su preciosa cocina.



Observen amigos, cada objeto es en sí una delicia: esa heladera antigua usada de pequeño almacenaje,  el peso de metal, los fregaderos de piedra, los medidores de cereal  en cobre que se trajo de Inglaterra, los grandes peroles de hierro colgados... Toda la finca es hermosa, pero mi ojito derecho es esta cocina, me quedo embobada mirando cada pieza, estoy segura de que muchos de vosotros también.

Y ya sin más me despido, esperando haberos animado por si algún día estáis de paso o vivís por la provincia y os aventuréis a explorar este pequeño rincón del mundo. Eso sí, la cocina de mi amigo está vetada al gran público, siempre habrá privilegios... 


Visitando La Mancha


Uno de los lugares de España que tenía pendiente de visitar era La Mancha. Está claro que en mis idas a Madrid y otras ciudades al otro lado de Despeñaperros, había atravesado esta tierra, pero eso no es hacer una visita como dios manda, con sus carreteras comarcales, sus lugares perdidos y paradas donde a uno le plazca para curiosear. Para ser sincera, era la ciudad de Cuenca la que siempre que me planteaba hacer una escapada cercana salía en mis quinielas, pero por una razón u otra, nunca la había podido visitar y tenía que ponerle pronto remedio. Así que cuando surgió la oportunidad, aproveché para disfrutar de otras sensaciones que desde hace tiempo anhelaba y que la mano del destino me las puso en el camino: ver una obra de teatro en los Corrales de Comedias de Almagro, pasear por los humedales de las Tablas de Daimiel, tomarme una buena sopa de galianos con jamón, y tantas otras cosas que, imprescindibles no son, pero hacen la vida más rica y placentera.  Es una zona de España un poco olvidada a la hora de plantearse un viaje y desde aquí la reivindico pues tiene variados y bellos rincones.

La experiencia en Almagro me encantó. Había pasado por allí anteriormente pero sin planificar nada previamente, por lo que todo quedo en un agradable paseo sin ocio y sin pernoctar. Pero en esta ocasión disfruté plenamente de la noche, del teatro y del buen comer de la villa (quién puede resistirse a las famosas berenjenas embuchadas o aliñadas de Almagro). Ver "Los Entremeses" de Cervantes en un lugar con tanto sabor e historia como es el Corral de Comedias de Almagro, conservado desde el siglo XVII prácticamente intacto, es hacer un viaje en el tiempo. Misma sensación que aquella maravillosa noche en el Festival de Teatro de Mérida. 




Al día siguiente, después de un buen desayuno, y con un desplazamiento de poco más de 30 kilómetros, llegamos al Parque Natural de las Tablas de Daimiel. Durante años han estado en peligro de desaparecer, por la falta de lluvia que secó los principales humedales, pero los dioses levantaron finalmente su castigo y tras un ciclo de intensas lluvias, el parque se ha recuperado y está actualmente en todo su esplendor. Me maravilló lo cuidado que está todo. Todas las fotos han salido preciosas, pero aquí solo os puedo dejar una muestra. Realicé dos de los tres itinerarios a pie que se ofrecen, en total unos 7 km. Un recorrido nada cansado, tranquilo, relajado, disfrutando de la frondosa vegetación, las aves y sus diferentes sonidos. El itinerario más bonito y pintoresco es sin duda el de la Isla del Pan, te hace adentrarte en el corazón del parque, atravesando pasarelas de madera que saltan de isla en isla, pasando por un aviario (la llamada "Laguna de Aclimatización") donde puedes observar, con un respetuoso silencio y gran sigilo, un montón de especies de patos, muchos de ellos en peligro de extinción.  





Después de este agradable paseo había que seguir camino a Cuenca. Y hago un inciso aquí para haceros una sincera recomendación: huir de las autovías y de sus restaurantes de carretera sin alma (de abominable comida), restarle unos minutos al viaje para adentraros en la comarca y preguntar a los lugareños por un buen sitio para comer de los de toda la vida. Eso hicimos nosotros y dimos con Casa Antonio en Tomelloso y su rica sopa de galianos con jamón, también llamada gazpacho manchego. Soy una sopera adicta y si conjugamos el binomio caldo calentito y tradición, toco el cielo.  Y así fue.





Y para finalizar, otro rincón de la Mancha adorable en el que recalamos de camino a Cuenca, los molinos de viento de La Mota del Cuervo. No puede haber estampa más típica y fotografiada de esta región que estos gigantes que aterrorizaron al insigne hidalgo, ¿cómo iba a dejarlos atrás si apenas implicaban un pequeño desvío del camino?. Hay otras zonas de molinos de viento similares en La Mancha, pero quizás ésta sea la de mayor concentración y mejor conservación. Bonitos de verdad, tan nuestros, el contraste entre su blanca y encalada fachada con el amarillento suelo y el azul cielo es maravilloso. Otra colección de fotos preciosas que quedaran para el recuerdo. Me gustó pasar por aquí. Una curiosidad, cada molino tiene su nombre:  El Joaquín Piqueras, El Cervantes, El Franz Grillparcer, El Goethe, El Francia, el Irak... Yo no lo sabía. 

Aún hay que llegar a Cuenca... pero voy a dejarlo aquí. Quiero empezar este nuevo año con un giro al blog que aún medito, ha estado en barbecho mucho tiempo, demasiado, casi agoto el primer trimestre del año, el tiempo se escapa amigos. Mientras tanto, sin prisa pero sin pausa, quiero iros desgranando pequeñas muestras de algunas escapadas que quedaron en el tintero. Os dejo con este pequeño vídeo grabado en las Tablas de Daimiel. Shh, silencio que se espantan...


Mi pequeña guía por Sevilla III - El tapeo tradicional



Queridos amig@s, no he desaparecido del todo, pero tengo que confesaros que los asuntos inmobiliarios me tienen tan desubicada, que no soy capaz de centrarme y ponerme a escribir en el blog. No es cuestión de tiempo, es cuestión de cabeza, no me hallo, no me defino para escribir de largo. Pero hoy he sacado todo mi arrojo y hablándome en tercera persona, como hacen algunos "personajillos famosos" de cuyo nombre no quiero acordarme, me he dicho: "Delikat, tienes que romper esta desidia bloguera en la que te encuentras". Y he aquí que me he arrancado con la parte de Mi pequeña guía por Sevilla creo más deseada: la de los asuntos del comer.  

Sé que en la anterior entrega os prometí una completa relación de recomendaciones, pero he de deciros que la inmensidad del océano gastronómico sevillano, me obliga a hacer una nueva subdivisión y dejaros en ascuas para la próxima vez. En esta ocasión me centraré en lo que suelen denominarse como sitios de "tapeo tradicional", local y de la costa andaluza principalmente.  Esto último porque Sevilla al ser una ciudad con puerto, tiene una conexión marítima y emocional muy fuerte con Huelva y Cádiz, lo que influye en la gastronomía que ofrece.

Dentro del tapeo tradicional hay que matizar algo muy importante, y es que algunos de los sitios que os recomendaré no son lujosos, no son de diseño, no son amplios y bonitos (difícilmente alcanzaréis a tomaros una tapa en una esquina de la barra), pero tienen un algo que hace que de toda la vida la gente pase por allí a tomarse esa primera cerveza con los amigos. Muchas veces no es un interés puramente gastronómico, sino por lo histórico o singular del local; otras hay que ir a probar esa "pringá" casera que hacen para chuparse los dedos, aunque el resto de la carta sea para salir huyendo (estas cosas curiosas suelen pasar). Cuando recibo amigos de fuera, me gusta introducirlos en esta cultura del tapeo de pie en la ciudad "aquí nos tomamos las tortillitas de camarones, en este otro lugar el montadito de melva y pimientos, allá las pavías de bacalao..." Y así podríamos estar todo el día. 




Creo que antes de comenzar por las localizaciones, es necesario hablar un poco de las principales tapas tradicionales que os encontraréis en la ciudad. Una de las estrellas, sin duda alguna, es el montadito, el kebab sevillano, que no es otra cosa que un pequeño bocado de pan tostado relleno de los ingredientes más variados, solos o mezclados entre sí: chacinas, quesos, patés, restos del cocido (la famosa pringá), productos del mar (mojama, melva, anchoas, bacalao...), etc.  Se toma en cualquier momento del día, si llegas tarde a la hora del desayuno no tienes de que preocuparte, no quedarás desnutrido, pues siempre tendrás la opción de un montadito en cualquier bar. También están las espinacas o el menudo con garbanzos, la pavía de bacalao (bacalao rebozado frito en tiras), los aliños y  salpicones (de patatas, de huevas, de pulpo...), la carrillada en salsa, el solomillo al whisky (puntas de solomillo con una salsa hecha con esta bebida alcohólica y ajos) y como no, en temporada, los caracoles y cabrillas en salsa. Por la comentada influencia de la costa, en la ciudad encontramos tapas ya consideradas como autóctonas, como son la tortilla de camarones, el pescados en adobo (cazón, boquerones, albur...), las ortiguillas de mar (anémonas rebozadas y fritas, o las odias o las amas), y todo tipo de  pescaito frito... Podría continuar, pero estas son más o menos las tapas que os encontraréis reiteradamente, amén de un buen plato de jamón, de queso o de gambas, usualmente acompañados de una copa de manzanilla bien fría.

Otra dato que es bueno que conozcáis, es que en muchos restaurantes, no estrictamente bares de tapas, tendréis la opción de tomar en la barra raciones más pequeñas o tapas. La demanda del sevillano y del foráneo es tan alta, que hasta la alta restauración se ha moldeado para ofrecer este pequeño bocado. 

La mayoría de los sitios que os presentaré se encuentran en su mayoría en los barrios del centro (Arenal, Santa Cruz, San Lorenzo, Santa Catalina...), y en el popular barrio de Triana. No es que no existan lugares tradicionales en otros barrios, pero tengo que poner coto y por lógica, sé que serán los barrios más visitados por el viajero. Así que vamos allá con las recomendaciones, que ojo, son eso, mis recomendaciones. Hay muchos sitios vanagloriados en la ciudad que personalmente a mí no me gustan nada y no aparecerán aquí, solo menciono aquellos que suelo repetir frecuentemente, o al que suelo llevar a los de fuera por uno u otro motivo que explicaré a continuación.


En la zona del Arenal, donde se sitúan muchas de las bodega más antiguas, recomiendo ir temprano (en horario de tienda) a tomar un montadito a la Abacería Casa Moreno (tienda de comestibles de toda la vida con una barra semi escondida al fondo). Situada en la calle Gamazo nº 7,  este es un ejemplo de sitio pequeño y estrecho cuya oferta culinaria se reduce al montadito servido en papel de estraza y a las viandas que tienen en latas. Lo considero un sitio curioso y de obligada visita, pero abstenerse grupos numerosos. Personalmente me encanta, me quedo embobada mirando las cientos de latas que se apilan por todos lados, las fotos de toreros firmadas, las religiosas estampas... Tengo un amigo que vive en Bruselas que siempre que viene a verme tengo que llevarlo, no perdona. En la misma calle está también La Flor del Toranzo, regentado por la tercera generación de pasiegos cántabros que llegaron a la ciudad en los años 20, como mano de obra para la  Exposición Iberoamericana de 1929 (no es el único caso que encontraremos). Aquí recomiendo catar los dos montaditos más originales de su carta: el de anchoas con leche condensada (lo más dulce y lo más salado juntos) y el de lomo al jerez con manzana; y por supuesto, su paté para untar. 


También en el Arenal la antigua Bodega Casa Morales (C/ García de Vinuesa, 11) que existe desde 1850 y es una preciosidad. Está dividida en dos zonas con entradas independientes (la zona de la barra principal con un hermoso artesonado de madera y la de comedor, llena de toneles de vino antiguos). No es un sitio para comer "florituras", sino para tomar un vino o una cerveza con un montadito (recomiendo el de pringá), tablas de quesos y chacinas ibéricas,  y dicen que su menudo con garbanzos es muy bueno (confieso que no suelo tomar este tipo de cosas, me refiero al menudo, en la calle).


Continuando por el barrio de Santa Cruz, nos encontramos con Las Teresas (C/Santa Teresa, 2), un clásico de la ciudad. Ofrecen casi todos los platos del tapeo tradicional sevillano. Yo recomiendo el jamón y las chacinas ibéricas principalmente que son de muy buena calidad, así como las tortillitas de camarones y las pavías. Al estar situado en el corazón de este histórico barrio, os puede confundir y pensar que es un bar para guiris, pero no es así, aunque los haya por docenas en su interior. No me puedo olvidar en este barrio del minúsculo bar de Álvaro Perejil La Goleta (C/ Mateos Gago, 20). Recomiendo entrar sobre todo para echar unas risas más que para deleitar el paladar, aunque no está mal probar su famoso vino de naranja procedente de Huelva con alguno de sus montaditos. Lo primero fijarse en su minúsculo tamaño y en el cartel de advertencia que tienen en la puerta del baño que ya os enseñé en un tour del montadito en los inicios del blog. En aquel post que podréis ver aquí, hablaba de otros bares que os recomiendo en esta entrada.  En La Goleta sirven una tapa denominada Islote Perejil, ninguna delicia gastronómica, pero fue creada a raíz del conflicto internacional entre España/Marruecos y es una muestra del espíritu y el humor de esta casa. Juzgad la imagen.



Muy cerca de allí en pleno barrio de Sta. María la Blanca está Modesto. Este local pertenece a un grupo con varios bares y restaurantes pero yo me quedo con el original de toda la vida, situado en Cano y Cueto, 5 en plena Puerta de la Carne. Me encanta tanto para tapear en la barra (sus aliños son buenísimos), como para sentarme a comer buen pescado y marisco (me chifla su plato de almejas finas al Marqués de Villalua con gambas y setas). Nos salimos un poco hacia la zona de la Ronda Histórica  (C/ Recadero, 9) para hacer una parada en Becerrita, las mejores croquetas de rabo de toro de la ciudad. Se puede tapear en la barra y comer en su zona de restaurante. Excelente cocina y buenísima materia prima Por su ubicación es un lugar que a menudo se olvida incluir en una ruta de tapas por el centro, pero eso le asegura que es tranquilo.

Y continuando el camino de la Ronda Histórica y alejándonos totalmente del casco histórico, no me puedo olvidar del Yebra (C/ Medalla Milagrosa, 3 - detrás Cruz Roja de Ronda de Capuchinos). Se come de maravilla, cocina de mercado casera y tradicional, sus platos de pescado y carnes ibéricas irán cambiando con las estaciones, ofreciendo guisos de caza y setas de la sierra en temporada. Solo un contra, y es que estos productos del día del mercado muchas veces se tarifan por peso y no está muy claro qué te va a costar, aparte de que la mayoría de los platos del día aparecen escritos en la pizarra sin precio. Así que os puedo asegurar que vuestro paladar saldrá muy satisfecho, eso es bien cierto, pero contad con que la factura final será mucho más elevada que la de un bar de tapas al uso. Este sitio ya paso por el blog hace unos años, podéis verlo en este link.




Volviendo a la zona más comercial del Centro, nos encontramos con dos ejemplos de la influencia gaditana en la ciudad, dos magníficos lugares para degustar las tapas sanluqueñas (quien no tenga la posibilidad de visitar Sanlúcar de Barrameda, uno de los templos gastronómicos de España, tiene aquí una buena alternativa y consuelo). Se trata de Barbiana (C/Albareda, 11) y La Moneda (C/Almirantazgo, 4). En este último no hay que perderse su sopa de galeras, un marisco poco conocido de la costa de Cádiz,  un plato que me recuerda un poco a la açorda portuguesa. En ambos tienen muy buen pescado tanto en preparaciones fritas como en guisos marineros, y tienen tanto zona de bar como de restaurante. 

Y nunca me puedo olvidar del histórico El Rinconcillo (C/Gerona, 40),  uno de los bares más antiguos de la ciudad, había datos de su existencia ya en 1670.  La zona reservada antes  para fumadores (afortunadamente esto se acabó), es la que más me gusta del bar, con una barra antigua y un  artesonado en madera blanca, donde se amontonan botellas de vino y licor antiguas. Destaco aquí las espinacas con garbanzos y las pavías de bacalao, también tienen buenas chacinas y quesos.

En Triana me gusta mucho ir de vez en cuando al pequeño local de Las Golondrinas (Antillano Campos, 26), sobre todo por una cosa en especial, por sus rábanos crudos servidos con un chorreón de aceite de oliva y sal gorda. Soy una forofa de esta crucífera y en casa de mis padres se ha criado siempre en el huerto, así que puedo ver la calidad de los que sirven aquí. También tienen unos aliños de verdura encurtida muy ricos. 

Otro bocado muy típico en Sevilla son las freidurías de pescado, no hay barrio que no posea una. De nuevo una fuerte influencia de la costa. En ellas encontraréis un poco de todo: adobo, calamares, bacalao, croquetas, gambas, huevas... Es bastante usual acercarse a por un cartucho de pescado frito en la calurosas noches de verano para tomarlo en casa, junto al río o allí mismo en el local con una bebida bien fría. Para mí las mejores son la de la Freiduría Puerta de la Carne  (Esquina Sta. María la Blanca con Cano y Cueto - Barrio Sta. Cruz), y las dos del Barrio del Arenal,  la Freiduría La Isla  (C/ García de Vinuesa, 13), las patatas y las almendras recién fritas también deliciosas aquí; y la Freiduría Arenal (C/Arfe, 8). 






Para finalizar, y siendo consciente de que me dejo algunos sitios atrás pero esto tiene que tener un final,  os voy a recomendar rápidamente algunos lugares señalando su tapa estrella.

Los boquerones fritos en adobo de Blanco Cerrillo (José de Velilla, 1 - esquina Tetuán), alto en el camino si te encuentras de compras por el centro; el piripi (un montadito hecho de lomo, panceta, tomate, queso y mayonesa), una bomba calórica que hay que probar alguna vez en la vida en la Bodeguita Antonio Romero (dos locales donde encontrarlo, uno en C/ Gamazo, 16 y otro en C/ Antonio Diaz, ambos en el Arenal). También está la Bodeguita Romero a secas, perteneciente a otra rama de la familia, en la C/ Harinas, 10, con una excelente pringá; las patatas aliñadas de Bodeguita Casablanca (C/Adolfo Rodríguez Jurado, 12 - Zona Catedral); la ensaladilla rusa de la Cafetería Donald (C/Canaleja, 5 ); el mantecaito (montadito de lomo, jamón y huevos de codorniz) y los flamenquines de Casa Rafita (C/ Marqués de la Mina, 11 - San Lorenzo); y por último, las ortiguillas de Bodega Paco Góngora. Si queréis probar este "exótico" bocado, en este lugar siempre las tienen en temporada y saben freírlas muy bien. Id al local más antiguo cercano a la calle Gamazo (esquina C/ Padre Marchena), el resto son un poco "guirilandia" y no son tan auténticos.

Para los que no disfrutan del tapeo a pie y prefieren sentarse a la mesa, dos restaurantes muy recomendables, de esos que yo llamo "restaurantes de padres", un valor seguro en toda regla: Restaurante Sacristía Sebastián (Virgen de las Montañas, 17 - Los Remedios) con muy buen marisco y pescado; y Restaurante Enrique Becerra (C/Gamazo, 2 - Arenal) con excelentes carnes. Y si queréis cuchareo, tomaros un buen guiso en El Caserío (C/Acetres, 7 - Centro), tienen unos estupendos menús de mediodía con potajes de legumbres al estilo más casero.

Y aunque parezca increíble ya hemos llegado al final, creo que al que visite por primera vez la ciudad, le será muy útil esta guía del tapeo tradicional. Os espero en el próximo capítulo con un recorrido por la restauración más actualizada de la ciudad. 

Mi pequeña guía por Sevilla II: a reírse de la crisis, nos vamos de compras



Perdón por el retraso, pero otros menesteres me han apartado del blog más días de los que quisiera. Por otro lado, estas entradas-guía están llenas de datos y detalles y no se hacen precisamente en un santiamén, nada que no tenga remedio, aquí vengo con todo un arsenal de recomendaciones, para dejarnos los pocos cuartos que nos quedan tras los ajustes y recortes sufridos en nuestros ya debiluchos ingresos. No se espanten, prometo apuntes locales, curiosidades y a buen precio. Además, también se puede pasear y solo mirar, faltaría más, ese placer espero que nunca nos lo quiten.

En esta entrada voy a hablaros de mis sitios preferidos de la ciudad para ejercer el antiguo arte del trueque de mercancías por dinero, dejando al margen los mercados de abastos de los que os hablé en la primera entrada de esta "Mi pequeña guía por Sevilla". También hablaremos de librerías, de tiendas de ropa, de accesorios, alimentación, de cacharros de cocina... Para centrarnos iré haciendo un tour por la ciudad por zonas,  sin hacer categoría por tiendas. Si queréis más información sobre los lugares que os recomiendo, solo tenéis que hacer clic en el nombre y os llevará a su Web o perfil en red social.


Zona de la Plaza de la Encarnación y Mercado - Metrosol/Parasol - Calle Regina

Detrás de la Plaza de la Encarnación  y su mercado se encuentra la calle Regina, una zona que ha cambiando su fisonomía por completo en los últimos años. Ya os comenté en el primer capítulo varias recomendaciones para desayunar o merendar por aquí. Empecemos por tiendas de comida, pues existen dos y muy buenas por cierto. En el nº 23 Piaceri Italiani, una tienda de comestibles de la región de Basilicata. Lo gestiona una familia italiana oriunda de allí, por lo que podréis encontrar pasta fresca y una buena selección de quesos (la famosa scamorza por ejemplo) y vinos del sur de Italia (muchos de ellos de maceración carbónica), e incluso podréis tomaros allí una copa con tapa para probar sus productos. Este verano pasé por la región de Matera y pude comprobar su excelente gastronomía in situ. En el nº 14, se encuentra Botellas y Latasuna de mis tiendas gourmet preferidas de la ciudad, sin pretensiones y con un verdadero experto al frente, con un estupendo surtido de vinos, patés, quesos, legumbres, conservas... 



Cambiemos de terna y pasemos a la belleza exterior, pues también en Regina encontraremos lugares para ello. Para los amantes de la cosmética bio, en el nº 18 se encuentra Bien&Bio, cosmética ecológica en su mayoría de marcas alemanas que son los que más trabajan este tipo de productos (Welleda, Hauschka, Logona...). Justo enfrente, nº 17, la tienda de moda sostenible Verde Moscú, una forma diferente de entender la moda, producida y comercializada de forma justa y equitativa . También al inicio de la calle no nos olvidemos de la estupenda librería Un gato en Bicicleta, nº 8A,  especializada en libros de arte, donde no solo se venden libros, sino que también se realizan presentaciones, exposiciones, sesiones de teatro mínimo. Es un lugar muy especial, ya desde el escaparate capta nuestra atención hacia el interior.

Al final de la calle, girando a la izquierda hacia calle Viriato, os recomiendo adentraros en Wabi Sabi Shop & Gallery, en el nº 9,  un precioso loft que es galería de arte, tienda de moda, complementos,  mobiliario... En su interior se realizan exposiciones de arte, presentaciones de libros, catas, cursos. Un completísimo espacio para el disfrute, abierto a todos. 


Es importante saber que desde hace poco más de un año, los segundos sábados de cada mes se celebra en toda esta zona el Regina Market. Un día en el que todos los establecimientos  sacan sus productos a la calle e interactúan con el viandante (degustaciones de productos, promociones, música en vivo...). Una buena manera de promocionar la zona. 







Zona de la Alfalfa - Soho Benita

En la propia plaza de la Alfalfa, en el nº 1,  tenemos la Carnicería Almansa (desde 1964), frecuentada por muchos cocineros y chefs, pues posee una de las mejores carnes de la ciudad, eso sí a un precio elevado. También encontraremos comida para llevar de elaboración propia, cocina tradicional sevillana, como pucheros y potajes, caldos, espinacas con garbanzos, croquetas, riñones al jerez, albóndigas en salsa, patatas aliñadas, leche frita... Si os alojáis en Sevilla en una casa/apartamento con cocina, puede ser una buena solución para no comer siempre en la calle y seguir probando la cocina autóctona con calidad.

Si bajamos por la Calle Pérez Galdos que parte de la Alfalfa, casi al final, encontraremos algunas tiendas de moda y diseño, diferentes a las aburridas franquicias que se repiten en las zonas comerciales de todas las ciudades. Es una zona que se está promocionando muy bien en los últimos años, precisamente este próximo fin de semana celebrarán su 2ª primavera,  y que se ha bautizado con el nombre de Soho Benita (comprende la C/ Pérez Galdos y la C/ Don Alfonso El Sabio).  Son muchas las actividades culturales que se realizan aquí, ¿os acordáis de mi post sobre el Teatro a Pelo? Pues justamente las escenas del cuarto capítulo se representaron en el Soho Benita el mes pasado. Destacar en la zona,  La Importadora (tienda y galería de arte, con ropa, accesorios, proyectos de interiorismo, además de propuestas culturales), sin duda una de mis favoritas. A su lado, Le Voilà(tienda-taller de ropa y accesorios de diseño propio muy estilo retro), también organizan talleres artesanales varios (croché, punto, estampación y tallado de sellos...). Justo enfrente La Isadora, donde venden la preciosa revista "Kireei cosas bellas". Mucha moda y accesorios para lolitas, (también están organizando talleres de artesanía en sus instalaciones). En el mismo edificio Delimbo ArtSpace, una tienda de ropa y accesorios con un estilo muy urbano, cultura hip hop y graffitera. Posee una galería de arte espectacular al fondo, siempre tienen buenísimas exposiciones y eventos. Justamente el último Muchomaskemarket, os hablé de él en el apartado de mercados de artesanía del primer capítulo, tuvo su sede aquí.

Saliéndonos del Soho Benita pero aún en la Alfalfa, en la calle Alcaicería, 25, os recomiendo una sombrerería tradicional fundada en 1847, la Sombrerería Antonio García. Pamelas, mascotas, sombrero cordobés, boinas... todo un surtido para cubrir la cabeza con estilo y tradición. En esta misma calle, nº 29la Pastelería Los Angelitos, dulces tradicionales sevillanos, para mi gusto mucho mejores que los de la famosa Confitería La Campana (aunque sus frutas confitadas, en especial la batata, y su fachada exterior de 1885, hacen recomendar una visita). Los Angelitos son una escisión de la familia que regenta la tradicional y más antigua Pastelería Los Ángeles (existente desde 1934), de ahí el diminutivo de "angelitos", pero a mi me gusta mucho más que la de toda la vida (misma tradición pastelera pero mejor presentación y resultados, aunque esto es una opinión personal). Tienen sede tanto en la Alfalfa como en el Barrio de Sta. Cruz (C/ Sta. María la Blanca, 9 ). Recomiendo los almendrados, los merengues, las tortas de San Leandro, las de Sta. Lucia, las perrunillas, la torta de masa real o la de almendra...

En la Calle Huelva, local 6 A, la maravillosa panadería de Fidel Pernia, Masa Bambini, con panes de masa madre de cereales varios, nueces, higos secos, arándanos... Un local con el mismo olor que la panadería que había al lado de la casa de mis abuelos maternos en el pueblo, aroma a pan pan.


Zona Centro - Sta. Cruz - Arenal

Todos los que hayáis visitado Sevilla sabréis que el casco histórico es enorme, dicen que uno de los más grandes de Europa tras el de Venecia, de ahí que cuando hablamos de zona Centro, como nombre propio, nos referimos a la zona que se ubica entre las arterias de las calles Tetuán, Sierpes y Cuna, Plaza del Duque, Plaza Nueva, Magdalena, Salvador y San Francisco. Aunque todos los lugares relatados anteriormente también estén ubicados podemos decir "céntricamente". En este paseo, yo voy a incluir también dos barrios con identidad propia del centro de la ciudad, Sta. Cruz y el Arenal.



Comencemos con un apunte gastro en la cercana zona del Arenal, se trata de una tienda de ultramarinos antigua que merece  su visita tan solo para constatar que se conserva como las tiendas de antaño, fachada de madera con un reloj en su frontal que le da popularmente su nombre. Situada en la C/ Arfe, 18, Ultramarinos "El reloj", se estableció en 1909 como almacén de legumbres por una familia de pasiegos que se estableció en la ciudad en aquel principio de siglo XX. A veces parece un verdadero milagro que un establecimiento así haya resistido y llegado intacto a nuestros tiempos. En esta tienda podemos seguir encontrando legumbres de todo tipo al peso, chacinas, latas...


Encaminemos nuestros pasos hacía la Calle Zaragoza, aquí hay varios estupendos sitios que recomendar. En el nº 10, la tienda de moda escandinava Hameväki, para los amantes del diseño nórdico entre los que me incluyo (ropa, cosmética,  telas y ropa de niños).  En el nº 17 mi papelería favorita de la ciudad, MaspapelesSi eres un loco de las libretas bonitas, de los lápices, las plumas y eres una persona nostálgica a la que le gusta seguir enviando cartas en bonitos papeles... has encontrado tu sitio. Si eres un goloso detén tus pasos en el nº 16, la Heladería Artesana La Fiorentina te calará hondo. Helados artesanos de Sevilla de toda la vida,  de sabores muy de aquí:  rebujito (bebida típica de la feria, mezcla de manzanilla, la alcohólica, y gaseosa), torrija, palmera de huevo, aceite de oliva, pestiño... Como tengo un lado snob muy acusado, una vez me pedí un cucurucho con una bola de aceite de oliva y otra de vinagre de módena, lo llamé el cucurucho "ensalada", estaba bueno os lo prometo.  Muy cerca de la calle Zaragoza está la calle Carlos Cañal, en ella continuamos enganchados al azúcar en el nº 10, en Ambrosiuspasteles y tartas artesanales con un marcado acento austriaco (strudel, tarta Sacher, tarta Linz...). Para probarlas todas, están espectaculares. Trabajan por encargo aunque en el horno suelen tener género para llevar por porciones y así también poder probarlas.




Entre la Plaza del Salvador y de San Francisco ( C/ Entrecárceles, nº 1-3) se encuentra para mí una de las joyas de la corona del mercadeo, el Bazar Victoria (junto a la Plaza San Francisco - C/ Entrecárceles, 1-3). No os podéis perder esta curiosa ferretería conservada tal cual desde inicios del siglo pasado. Tiene de todo, cacharros antiguos (molinillos de café manuales, morteros de loza, jaulas para grillos, huevos de madera para zurcir, peonzas...) que conviven con los más modernos. Es una delicia el sabor a tienda de las de antes, hasta su olor es especial, con su infinito mostrador regentado por amables tenderos que te aconsejan sobre cualquier duda que tengas. Para mí esta tienda es como un museo de la historia de los artilugios del hogar.

Muy cerca de allí cojamos la calle Francos dirección Catedral y descubriremos otra fachada centenaria, La Cordonería Alba, nº 38, donde venden todo tipo de cordones lo mismo para temas laicos (cortinas de casa) que sacros (hábitos eclesiásticos, Semana Santa...). De camino a mi casa tengo que pasar por aquí todos los días,  y me encanta ver como muchas mañanas sacan una antigua maquina de hilar de madera y giran la rueca manualmente y hacen los cordones en plena calle, hilando y extendiendo varios metros los hilos de seda, cuidadosamente entre dos personas. Un poco más adelante, la coqueta Floristería El Jardín, nº 61, no solo tiene flores y plantas, también unas preciosas cerámicas decoradas para jardín y terraza.





En la misma Plaza de San Francisco, nº 3, nos encontramos con una más moderna pero coqueta y pequeña tienda de accesorios (pañuelos, bolsos, anillos, brazaletes, gargantillas...). Se trata de Rue 8con un escaparate de estilo muy parisino, que recuerda a algunas tiendecitas del Marais. Crucemos la plaza hacia la calle Sierpes, en el nº 40 no podemos dejar de visitar otra "tienda-museo", la Sombrerería Maquedano (desde 1896), tan especial que tuvo su propio post en el blog en aquel "Para quitarse el sombrero". Su interior, con todas esas cajas de sombreros apiladas, es una auténtica delicia. 




De camino a la Plaza del Duque, haremos una parada en mi tienda de té preferida, té&téen el Pasaje de los Azahares - local 44. Fue su primera tienda, aunque también poseen otra en el Arenal (C/ Castelar, 2). Tienen una amplia selección de tés de todas las variedades y orígenes (China, Vietnan, Japón, India...). Poseen también una delicada colección de tés con denominación de origen y siempre están gustosos a ilustrarte sobre cada tipo y usos del mismo. Preciosas teteras, tazas y todo lo relacionado con el mundo de esta infusión. Algunos sabéis que este lugar es mi debilidad y di buena cuenta de ello en este post. Volviendo al Duque allí tenéis uno de los más completas tiendas de alimentación oriental de la ciudad, Hiper Oriente (C/ Aponte, 8, aunque tiene otra sede en la Avda. de Kansas City junto a la estación de tren de Sta. Justa). Gastronomía china, japonesa, india, coreana, vietnamita... etc... Es muy difíl no encontrar la salsa o los ingredientes extraños de esa receta que llevas tiempo queriendo hacer.


Zona de la Alameda

Sigamos nuestro paseo por esta calle hasta llegar a la Plaza del Duque y encaminar nuestros pasos dirección Alameda, a través de la Calle Amor de Dios. En el nº 17 encontramos una estupenda librería con un gran fondo de literatura y poesía, Birlibirloque. Completa colección de editoriales difíciles de encontrar en esas impersonales librerías-franquicias como no sea por encargo, como Renacimiento, Pre-Textos, Blackie Books. Estupendo detalle el poder aparcar la bici en su interior, o su zona de reposo para ojear los libros y tomar un café.  Más adelante, ya en plena Alameda, en el nº 33, nos encontramos con la librería La Extra-Vagante, especializada en viajes (literatura de viajes, guías y cuadernos de viajes, cartografía, globos terráqueos...). El paraíso de todo Julio Verne.




Y ya que estamos por la Alameda, vamos a rematar la faena con un rico helado italiano en Freskura (C/ Vulcano, 4), sus helados de fruta y sus polos de hielo están de muerte y me recuerdan a los helados de mi infancia en el pueblo de mis abuelos. Como pude también probar este verano en Sicilia, tienen los típicos bocadillos de helado (un bollo dulce relleno del sabor que uno guste), también tartas heladas, dulces y bombones.

Desde la Alameda podemos irnos hacia la calle Feria y desde allí tomar un atajo a la Calle San Luis. En el nº 70 un lugar sorprendente, Rompemoldes. Una iniciativa promovida por artesanos de la ciudad que han instalado allí sus talleres-tiendas en un espacio muy atractivo y especial: restauradores de libros, del vidrio, ceramistas, escultores, joyeros... Sin lugar a dudas la crisis ha hecho resurgir con fuerza todo lo artesanal y manual, talleres y cursos se imparten cada mes en todos los puntos de la ciudad, una lectura positiva de todo esto que vivimos.



Muy cerca de allí, en la Calle Arrayán, 23 está Pati tó, un local gastronómico que es tienda y bar/abacería a la vez y está especializado en los productos franceses estrellas: el vino, el queso y el paté. Coincidiendo con las festividades del país vecino, celebran eventos gastronómicos como La Chandeler con degustación de crêpes (os lo conté aquí), Le Beaujolais Nouveau con cata de este tipo de vino, etc. Me gusta mucho este lugar,  si te gusta cualquier cosa que pruebes te lo puedes llevar a casa.


Quedan pendientes también otras abacerías que ofrecen también productos comestibles para llevar, pero como en ellas se puede también degustar su mercancía  las voy a dejar para el próximo post de gastronomía en Sevilla. Y bueno tras esta densa entrada,  solo me queda deciros que ante una posible visita a la ciudad, compréis una hucha y con constancia y devoción, vayáis insertando una monedita cada día. A ahorrar se ha dicho, a ver si os cunde más que a mí...

Incorporo al post un link con las fotos de mi Instragram donde cuelgo fotos de mis tiendas favoritas ()


Tiendas de comida

Piaceri Italiani : C/ Regina, 23 - Zona Encarnación (gastronomía de Basilicata)

Botellas y Latas : C/ Regina, 14 - Zona Encarnación (vinos, quesos, latas...)
Carnicería Almansa: Plaza Alfalfa, 1 - Zona Encarnación (carnes, comidas caseras)
Pastelería los Angelitos: C/ Alcaicería, 29- Zona Alfalfa (pastelería tradicional)
Masa Bambini: C/ Huelva, local 6 A - Zona Alfalfa (pan artesanal)
Ultramarinos "El Reloj": C/ Arfe - Zona Arenal (legumbres, latas, chacinas...)
Ambrosius: C/ Carlos Cañal, 10 - Zona Centro (tartas artesanas internacionales)
Heladería la Fiorentina: C/ Zaragoza - Zona Centro (helados artesanales)
Té&té: Pasaje de los Azahares local 44 / Calle Castelar, 2 (el mundo del té) 
Hiper Oriente: C/ Aponte, 8 - Kansas City, 1-3 (alimentación de Oriente)
Freskura: C/ Vulcano, 4 -  Alameda de Hércules (helados italianos)
Pati tó: C/ Arrayán, 23 - Alameda de Hércules - San Luis (productos franceses)

Librerías


Un gato en bicicleta : C/ Regina, 8 A - Zona Encarnación (arte)

Birlibirloque: C/Amor de Dios, 17 - Zona Centro (narrativa y poesía)
La Extra-Vagante: Alameda de Hércules, 33 (libros sobre viajes)

Artesanía


Rompemoldes: C/ San Luis, 70 - Zona Alameda/Macarena (cerámica, vidrio, escultura...)


Moda y diseño:


Verde Moscú: C/ Regina, 17- Zona Encarnación (moda sostenible)

Wabi Sabi Shop & Gallery: C/ Viriato, 9 (moda, arte, mobiliario...)
La Importadora: C/ Pérez Galdos,2-  Zona Alfalfa (moda, arte, mobiliario...)
Le Voilà: C/ Pérez Galdos, 4 - Zona Alfalfa (moda y accesorios retro)
Isadora: C/ Pérez Galdos, 1 - Zona Alfalfa (moda para lolitas)
Delimbo Art&Space: C/ Pérez Galdos, 1 acc - Zona Alfalfa (moda urbana)
Rue 8: Plaza San Francisco, 3 - Zona Centro (accesorios)
Hamewäki: C/ Zaragoza, 10 - Zona Centro  (moda escandinava)

Otros:


Bien&Bio: C/ Regina, 18 - Zona Encarnación (cosmética bio)

Sombrerería Antonio García: C/Alcaicería, 25 - Zona Alfalfa (sombreros artesanos)
Sombrerería Maquedano: C/ Sierpes, 40 - Zona Centro (sombreros artesanos)
Bazar Victoria: C/ Entrecárceles, 1 y 3 - Zona Centro (ferretería)
Cordonería Alba: C/ Francos, 38 - Zona Centro (cordonería)
Floristería El Jardín: C/ Francos, 61 - Zona Centro (floristería y cerámica)
Papelería Máspapeles: C/ Zaragoza, 17  - Zona Centro (papelería y objetos escritorio)

 
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