Mi pequeña guía por Sevilla III - El tapeo tradicional



Queridos amig@s, no he desaparecido del todo, pero tengo que confesaros que los asuntos inmobiliarios me tienen tan desubicada, que no soy capaz de centrarme y ponerme a escribir en el blog. No es cuestión de tiempo, es cuestión de cabeza, no me hallo, no me defino para escribir de largo. Pero hoy he sacado todo mi arrojo y hablándome en tercera persona, como hacen algunos "personajillos famosos" de cuyo nombre no quiero acordarme, me he dicho: "Delikat, tienes que romper esta desidia bloguera en la que te encuentras". Y he aquí que me he arrancado con la parte de Mi pequeña guía por Sevilla creo más deseada: la de los asuntos del comer.  

Sé que en la anterior entrega os prometí una completa relación de recomendaciones, pero he de deciros que la inmensidad del océano gastronómico sevillano, me obliga a hacer una nueva subdivisión y dejaros en ascuas para la próxima vez. En esta ocasión me centraré en lo que suelen denominarse como sitios de "tapeo tradicional", local y de la costa andaluza principalmente.  Esto último porque Sevilla al ser una ciudad con puerto, tiene una conexión marítima y emocional muy fuerte con Huelva y Cádiz, lo que influye en la gastronomía que ofrece.

Dentro del tapeo tradicional hay que matizar algo muy importante, y es que algunos de los sitios que os recomendaré no son lujosos, no son de diseño, no son amplios y bonitos (difícilmente alcanzaréis a tomaros una tapa en una esquina de la barra), pero tienen un algo que hace que de toda la vida la gente pase por allí a tomarse esa primera cerveza con los amigos. Muchas veces no es un interés puramente gastronómico, sino por lo histórico o singular del local; otras hay que ir a probar esa "pringá" casera que hacen para chuparse los dedos, aunque el resto de la carta sea para salir huyendo (estas cosas curiosas suelen pasar). Cuando recibo amigos de fuera, me gusta introducirlos en esta cultura del tapeo de pie en la ciudad "aquí nos tomamos las tortillitas de camarones, en este otro lugar el montadito de melva y pimientos, allá las pavías de bacalao..." Y así podríamos estar todo el día. 




Creo que antes de comenzar por las localizaciones, es necesario hablar un poco de las principales tapas tradicionales que os encontraréis en la ciudad. Una de las estrellas, sin duda alguna, es el montadito, el kebab sevillano, que no es otra cosa que un pequeño bocado de pan tostado relleno de los ingredientes más variados, solos o mezclados entre sí: chacinas, quesos, patés, restos del cocido (la famosa pringá), productos del mar (mojama, melva, anchoas, bacalao...), etc.  Se toma en cualquier momento del día, si llegas tarde a la hora del desayuno no tienes de que preocuparte, no quedarás desnutrido, pues siempre tendrás la opción de un montadito en cualquier bar. También están las espinacas o el menudo con garbanzos, la pavía de bacalao (bacalao rebozado frito en tiras), los aliños y  salpicones (de patatas, de huevas, de pulpo...), la carrillada en salsa, el solomillo al whisky (puntas de solomillo con una salsa hecha con esta bebida alcohólica y ajos) y como no, en temporada, los caracoles y cabrillas en salsa. Por la comentada influencia de la costa, en la ciudad encontramos tapas ya consideradas como autóctonas, como son la tortilla de camarones, el pescados en adobo (cazón, boquerones, albur...), las ortiguillas de mar (anémonas rebozadas y fritas, o las odias o las amas), y todo tipo de  pescaito frito... Podría continuar, pero estas son más o menos las tapas que os encontraréis reiteradamente, amén de un buen plato de jamón, de queso o de gambas, usualmente acompañados de una copa de manzanilla bien fría.

Otra dato que es bueno que conozcáis, es que en muchos restaurantes, no estrictamente bares de tapas, tendréis la opción de tomar en la barra raciones más pequeñas o tapas. La demanda del sevillano y del foráneo es tan alta, que hasta la alta restauración se ha moldeado para ofrecer este pequeño bocado. 

La mayoría de los sitios que os presentaré se encuentran en su mayoría en los barrios del centro (Arenal, Santa Cruz, San Lorenzo, Santa Catalina...), y en el popular barrio de Triana. No es que no existan lugares tradicionales en otros barrios, pero tengo que poner coto y por lógica, sé que serán los barrios más visitados por el viajero. Así que vamos allá con las recomendaciones, que ojo, son eso, mis recomendaciones. Hay muchos sitios vanagloriados en la ciudad que personalmente a mí no me gustan nada y no aparecerán aquí, solo menciono aquellos que suelo repetir frecuentemente, o al que suelo llevar a los de fuera por uno u otro motivo que explicaré a continuación.


En la zona del Arenal, donde se sitúan muchas de las bodega más antiguas, recomiendo ir temprano (en horario de tienda) a tomar un montadito a la Abacería Casa Moreno (tienda de comestibles de toda la vida con una barra semi escondida al fondo). Situada en la calle Gamazo nº 7,  este es un ejemplo de sitio pequeño y estrecho cuya oferta culinaria se reduce al montadito servido en papel de estraza y a las viandas que tienen en latas. Lo considero un sitio curioso y de obligada visita, pero abstenerse grupos numerosos. Personalmente me encanta, me quedo embobada mirando las cientos de latas que se apilan por todos lados, las fotos de toreros firmadas, las religiosas estampas... Tengo un amigo que vive en Bruselas que siempre que viene a verme tengo que llevarlo, no perdona. En la misma calle está también La Flor del Toranzo, regentado por la tercera generación de pasiegos cántabros que llegaron a la ciudad en los años 20, como mano de obra para la  Exposición Iberoamericana de 1929 (no es el único caso que encontraremos). Aquí recomiendo catar los dos montaditos más originales de su carta: el de anchoas con leche condensada (lo más dulce y lo más salado juntos) y el de lomo al jerez con manzana; y por supuesto, su paté para untar. 


También en el Arenal la antigua Bodega Casa Morales (C/ García de Vinuesa, 11) que existe desde 1850 y es una preciosidad. Está dividida en dos zonas con entradas independientes (la zona de la barra principal con un hermoso artesonado de madera y la de comedor, llena de toneles de vino antiguos). No es un sitio para comer "florituras", sino para tomar un vino o una cerveza con un montadito (recomiendo el de pringá), tablas de quesos y chacinas ibéricas,  y dicen que su menudo con garbanzos es muy bueno (confieso que no suelo tomar este tipo de cosas, me refiero al menudo, en la calle).


Continuando por el barrio de Santa Cruz, nos encontramos con Las Teresas (C/Santa Teresa, 2), un clásico de la ciudad. Ofrecen casi todos los platos del tapeo tradicional sevillano. Yo recomiendo el jamón y las chacinas ibéricas principalmente que son de muy buena calidad, así como las tortillitas de camarones y las pavías. Al estar situado en el corazón de este histórico barrio, os puede confundir y pensar que es un bar para guiris, pero no es así, aunque los haya por docenas en su interior. No me puedo olvidar en este barrio del minúsculo bar de Álvaro Perejil La Goleta (C/ Mateos Gago, 20). Recomiendo entrar sobre todo para echar unas risas más que para deleitar el paladar, aunque no está mal probar su famoso vino de naranja procedente de Huelva con alguno de sus montaditos. Lo primero fijarse en su minúsculo tamaño y en el cartel de advertencia que tienen en la puerta del baño que ya os enseñé en un tour del montadito en los inicios del blog. En aquel post que podréis ver aquí, hablaba de otros bares que os recomiendo en esta entrada.  En La Goleta sirven una tapa denominada Islote Perejil, ninguna delicia gastronómica, pero fue creada a raíz del conflicto internacional entre España/Marruecos y es una muestra del espíritu y el humor de esta casa. Juzgad la imagen.



Muy cerca de allí en pleno barrio de Sta. María la Blanca está Modesto. Este local pertenece a un grupo con varios bares y restaurantes pero yo me quedo con el original de toda la vida, situado en Cano y Cueto, 5 en plena Puerta de la Carne. Me encanta tanto para tapear en la barra (sus aliños son buenísimos), como para sentarme a comer buen pescado y marisco (me chifla su plato de almejas finas al Marqués de Villalua con gambas y setas). Nos salimos un poco hacia la zona de la Ronda Histórica  (C/ Recadero, 9) para hacer una parada en Becerrita, las mejores croquetas de rabo de toro de la ciudad. Se puede tapear en la barra y comer en su zona de restaurante. Excelente cocina y buenísima materia prima Por su ubicación es un lugar que a menudo se olvida incluir en una ruta de tapas por el centro, pero eso le asegura que es tranquilo.

Y continuando el camino de la Ronda Histórica y alejándonos totalmente del casco histórico, no me puedo olvidar del Yebra (C/ Medalla Milagrosa, 3 - detrás Cruz Roja de Ronda de Capuchinos). Se come de maravilla, cocina de mercado casera y tradicional, sus platos de pescado y carnes ibéricas irán cambiando con las estaciones, ofreciendo guisos de caza y setas de la sierra en temporada. Solo un contra, y es que estos productos del día del mercado muchas veces se tarifan por peso y no está muy claro qué te va a costar, aparte de que la mayoría de los platos del día aparecen escritos en la pizarra sin precio. Así que os puedo asegurar que vuestro paladar saldrá muy satisfecho, eso es bien cierto, pero contad con que la factura final será mucho más elevada que la de un bar de tapas al uso. Este sitio ya paso por el blog hace unos años, podéis verlo en este link.




Volviendo a la zona más comercial del Centro, nos encontramos con dos ejemplos de la influencia gaditana en la ciudad, dos magníficos lugares para degustar las tapas sanluqueñas (quien no tenga la posibilidad de visitar Sanlúcar de Barrameda, uno de los templos gastronómicos de España, tiene aquí una buena alternativa y consuelo). Se trata de Barbiana (C/Albareda, 11) y La Moneda (C/Almirantazgo, 4). En este último no hay que perderse su sopa de galeras, un marisco poco conocido de la costa de Cádiz,  un plato que me recuerda un poco a la açorda portuguesa. En ambos tienen muy buen pescado tanto en preparaciones fritas como en guisos marineros, y tienen tanto zona de bar como de restaurante. 

Y nunca me puedo olvidar del histórico El Rinconcillo (C/Gerona, 40),  uno de los bares más antiguos de la ciudad, había datos de su existencia ya en 1670.  La zona reservada antes  para fumadores (afortunadamente esto se acabó), es la que más me gusta del bar, con una barra antigua y un  artesonado en madera blanca, donde se amontonan botellas de vino y licor antiguas. Destaco aquí las espinacas con garbanzos y las pavías de bacalao, también tienen buenas chacinas y quesos.

En Triana me gusta mucho ir de vez en cuando al pequeño local de Las Golondrinas (Antillano Campos, 26), sobre todo por una cosa en especial, por sus rábanos crudos servidos con un chorreón de aceite de oliva y sal gorda. Soy una forofa de esta crucífera y en casa de mis padres se ha criado siempre en el huerto, así que puedo ver la calidad de los que sirven aquí. También tienen unos aliños de verdura encurtida muy ricos. 

Otro bocado muy típico en Sevilla son las freidurías de pescado, no hay barrio que no posea una. De nuevo una fuerte influencia de la costa. En ellas encontraréis un poco de todo: adobo, calamares, bacalao, croquetas, gambas, huevas... Es bastante usual acercarse a por un cartucho de pescado frito en la calurosas noches de verano para tomarlo en casa, junto al río o allí mismo en el local con una bebida bien fría. Para mí las mejores son la de la Freiduría Puerta de la Carne  (Esquina Sta. María la Blanca con Cano y Cueto - Barrio Sta. Cruz), y las dos del Barrio del Arenal,  la Freiduría La Isla  (C/ García de Vinuesa, 13), las patatas y las almendras recién fritas también deliciosas aquí; y la Freiduría Arenal (C/Arfe, 8). 






Para finalizar, y siendo consciente de que me dejo algunos sitios atrás pero esto tiene que tener un final,  os voy a recomendar rápidamente algunos lugares señalando su tapa estrella.

Los boquerones fritos en adobo de Blanco Cerrillo (José de Velilla, 1 - esquina Tetuán), alto en el camino si te encuentras de compras por el centro; el piripi (un montadito hecho de lomo, panceta, tomate, queso y mayonesa), una bomba calórica que hay que probar alguna vez en la vida en la Bodeguita Antonio Romero (dos locales donde encontrarlo, uno en C/ Gamazo, 16 y otro en C/ Antonio Diaz, ambos en el Arenal). También está la Bodeguita Romero a secas, perteneciente a otra rama de la familia, en la C/ Harinas, 10, con una excelente pringá; las patatas aliñadas de Bodeguita Casablanca (C/Adolfo Rodríguez Jurado, 12 - Zona Catedral); la ensaladilla rusa de la Cafetería Donald (C/Canaleja, 5 ); el mantecaito (montadito de lomo, jamón y huevos de codorniz) y los flamenquines de Casa Rafita (C/ Marqués de la Mina, 11 - San Lorenzo); y por último, las ortiguillas de Bodega Paco Góngora. Si queréis probar este "exótico" bocado, en este lugar siempre las tienen en temporada y saben freírlas muy bien. Id al local más antiguo cercano a la calle Gamazo (esquina C/ Padre Marchena), el resto son un poco "guirilandia" y no son tan auténticos.

Para los que no disfrutan del tapeo a pie y prefieren sentarse a la mesa, dos restaurantes muy recomendables, de esos que yo llamo "restaurantes de padres", un valor seguro en toda regla: Restaurante Sacristía Sebastián (Virgen de las Montañas, 17 - Los Remedios) con muy buen marisco y pescado; y Restaurante Enrique Becerra (C/Gamazo, 2 - Arenal) con excelentes carnes. Y si queréis cuchareo, tomaros un buen guiso en El Caserío (C/Acetres, 7 - Centro), tienen unos estupendos menús de mediodía con potajes de legumbres al estilo más casero.

Y aunque parezca increíble ya hemos llegado al final, creo que al que visite por primera vez la ciudad, le será muy útil esta guía del tapeo tradicional. Os espero en el próximo capítulo con un recorrido por la restauración más actualizada de la ciudad. 

12 delikados susurros:

Viena dijo...

Ah Delikat, he rememorado nuestra excursión por el tapeo sevillano y se me hace la boca agua, qué delicia esa sopa de galeras que tomamos, qué originales tapas de anémonas o esas mezclas insospechadas de anchoas y condensada, sublime el toro que comimos en el mercado y que todavía tengo en la memoria gustativa, diossss, qué ciudad para el paladar, es impresionante.
Guardaré este post junto a los otros, porque a Sevilla tengo que volver y no será dentro de mucho tiempo. Ahora cuando se vayan los calores del verano.
Muchas gracias Delikat, por hacernos tan, tan bien de guía, tanto en tu blog como en persona, una suerte que he podido disfrutar.
Un beso grande.

Delikat Essences dijo...

Gracias Viena por tanto piropo guapo :-D Yo disfruto muchísimo haciendo de cicerone, no recuerdas que uno de tus alumnos se extraño cuando le dije que "no era guía turística" jaja debí serlo en otra vida o vete tú a saber. El caso es que yo me lo pasé también estupendamente y me encanta enseñar las cosas ricas de mi Andalucía. Un abrazo

EmerJa dijo...

Enamoradita de tu blog. Un post realmente perfecto y bien redactado, con mucho detalle. Sin duda, me lo guardo para la próxima vez que vaya a Sevilla. :)


www.emerjadesign.com

Delikat Essences dijo...

Muchas gracias EmerJa. Espero que te sea útil para tu visita a la ciudad, esa es la intención. Un saludo

Chic Soufflé dijo...

Ay, qué buenos recuerdos de nuestro paseo culinario por Sevilla. ;) Desde luego que en esta ciudad es imposible pasar hambre. Donde no te tomas una tapita por ahí, te tomas una tapita por allá. ¡Hay tantas buenas opciones!
Besos

Sorokin dijo...

No me extraña nada, Madame, que le lleve su tiempo construir una entrada tan completa como esta. La cantidad de información documentada que contiene es desbordante. Una vez más, leyendo su blog, arráncome los cabellos y mésome las barbas por no haber podido estar con vosotros en los recorridos taperos del 24 de Mayo. Pero en fin, la viva descripción de los diferentes sitios y sus productos, me sirve de consuelo.

Delikat Essences dijo...

Qué razón tienes Chic Soufflé, y ahora llega el verano, las salidas se multiplican, quiere una mantenerse tiposa para el momento bikini... Una lucha constante entre el placer y el deber :-D

Monsiur, exhausta quedo de estos post mogollónicos, y como estoy tan liada de cabeza me ha costado la misma vida ponerme, pues sabía que el parto iba a ser complicado :-)
Le echamos mucho de menos Viena y yo en el tour con los alicantinos, imagínese, yo con 15 alicantinos por Sevilla, dirigiéndolos, de un lado a otro, no hubiera estado de más una buena voz de mando rusa :-D Pero ya sabe, que Viena está dispuesta a repetir y aquí le esperamos si vuesa merced nos digna con su presencia. Un abrazo.

AllColorsAreBeautiful dijo...

Magnífico listado... a mi de La Flor del Toranzo me encanta el hígado de pato, y el foie.... Coincido también en que El Rinconcillo es parada obligada, pero más como icono que como calidad gastronómica, para mi hace tiempo que se apartaron un tanto de la calidad, sobre todo en sus chacinas... prefiero con mucho la Bodega Morales.

Y sobre el Yebra... a mi no me seduce en absoluto, tienen el truco de rotar las salsas en distintos platos bases cada semana o cada quince días, me resulta repetitivo, pero es verdad que en la zona donde se encuentra fue un pelotazo cuando abrieron, en el pequeño local que tenían antes y que era mucho más encantador.

Delikat Essences dijo...

Toda la razón con lo de icono AllColorsAreBeautiful, por eso advertía que muchas veces no es el interés gastronómico lo que hace recomendar un sitio, sino lo especial que es el lugar en sí, la historia que tiene... y como en casi todos estos sitios tradicionales tienen queso, chacina, latas.. pues ahí te arriesgas menos y disfrutas del entorno y de la idiosincrasia del lugar.

El Yebra hace tiempo que no voy, más de un año, y siempre he pedido cosas a la plancha, como el foie, setas de temporada, las mollejas de cordero, platos carentes de salsa. Todo muy buena materia prima, pero a ver si vuelvo y compruebo lo que dices.

Un abrazo

Claudia Hernández dijo...

Ah, la verdad que cada vez que te leo mis ganas de visitar Sevilla se renuevan. Qué delicias. Me has dejado alucinada con als anchoas con leche condensada, son cosas que haría de pequeña. En la tierra de mi madre la combinación dulce-salado, incluso en pescados es usual, y me gusta ver que en España, que acabo de estar cada día es más común. Las anémonas no sé si me atreviese, ¿están buenas?
Abrazos

Delikat Essences dijo...

A mi las ortiguillas/anémonas frítas me encantan Claudia, son como un bocado con sabor a mar. También se hacen en revueltos, pero a mí me gustan más fritas, es algo que pruebo en la calle muy ocasionalmente. Si te atreves con las ostras, con los percebes, con los erizos... yo creo que serías capaz de probarlas. El aspecto rebozado es como el de una verdura. Que te lo confirme Viena :-) Un abrazo

Delikat Essences dijo...

Conozco a Génova pero no lo metería nunca en la ruta de tapeo tradicional, sino de cocina más actual que es el capítulo que tengo pendiente. Aquí estoy hablando de los bares tradicionales de toda la vida, de los que han hecho un poco de historia en la ciudad y ofrecen lo más típico de nuestra gastronomía local.

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